penúltiMa no es solo un espacio para la crítica, sino que pretende ser también un lugar de creación y de intercambio de ideas. Ya desde hace tiempo hemos venido recibiendo preguntas, ruegos y sugerencias acerca de implementar unos talleres de escritura. El episodio que estamos viviendo a nivel global nos ha animado a hacer una experiencia de prueba y armar un taller de escritura que funcionará mediante correo electrónico y sesiones virtuales mediante plataformas gratuitas.
Talleres de narrativa penúltiMa
No todos los que van a un gimnasio pretenden ser plusmarquistas olímpicos, aunque muchos deportistas de alto nivel sí acudan puntualmente al gimnasio para mantener su cuerpo en forma. La comparación se puede transportar sin problema a los talleres de escritura: no hace falta querer ser un escritor de éxito o prestigio -por desgracia muchas veces ambas realidades no van de la mano- para inscribirse en un taller de escritura, pero si alguien tiene el deseo o al vocación de convertirse en uno la asistencia a un taller puede ser una opción más que interesante, ya que permite aprender y practicar muchos recursos dirigidos a ser un buen escritor.
Inscribirse y participar en un taller, en todo caso, no habilita a nadie para ser escritor, por mucho que en algunos lugares se obstinen en hacerle creer eso a los clientes -en dichos lugares pesa más la condición de cliente que la de alumno- que se acercan para recabar información al respecto; no se comercia con los deseos de las personas. Un taller tampoco debería ser un lugar donde a uno le den una palmada en la espalda con la exclusiva intención de que siga pagando su cuota mensual, como sucede, también, en muchos centros dedicados a la escritura creativa. Y, por último, un taller no debe estar pensado como una mera distracción vespertina que puede dirigir cualquier persona que haya cursado estudios de humanidades y cubrir así el expediente como alguien más cercano a un animador que a un verdadero profesor, cosa que ocurre en muchos centros culturales de distrito en los que dentro de su oferta de cursos se incluyen los talleres de escritura.
Un taller es un punto de encuentro, pero también una plataforma de investigación. Personal y social. En un taller no se aprenden tan sólo recursos y trucos destinados a hacer más eficaz un texto, que también, sino a encontrar en la escritura una herramienta para conocernos mejor a nosotros mismos y al mundo que nos rodea. Escribiendo se ordena el pensamiento, se clarifican ideas y sentimientos y el proceso de construcción de un texto puede servirnos, también, para construir nuestro universo. Por eso un taller de escritura no es tan sólo un lugar donde «aprender a escribir bien», sino, sobre todo, un lugar donde poder comprender los mecanismos de la sociedad y de nuestra mente y nuestro cuerpo. Sin misticismos, sin sucedáneos de autoayuda, tan sólo porque al construir historias vamos ayudándonos a desentrañar el tejido de relatos que conforma la existencia.
Por eso un taller de escritura es beneficioso para todo aquel que quiera conectar con su imaginación y trabajar con palabras o con imágenes transmitidas mediante palabras. Es un camino muy arduo para enfrentarlo a solas.
Además, estos tiempos peculiares que nos ha tocado vivir han terminado de convertir en una labor ímproba los talleres presenciales, que han sido siempre el método ideal para tratar de literatura, y han desplazado los encuentros físicos a videoconferencias y salas virtuales. Bien, si es lo que los tiempos demandan, también es lo que los tiempos ofrecen, nos plegamos a ello y, lejos de verlo como un obstáculo, queremos interpretarlo como un incentivo para llegar a todos los rincones. Ahora un alumno de la otra punta del mundo podrá también asistir a nuestros talleres como venían haciendo los madrileños.
Niveles
Vamos a establecer, como punto de partida dos sencillos grupos. Uno de iniciados y otro de avanzados. ¿En qué se diferencian uno del otro? Es sencillo.
Si nunca has cursado un taller o lo has hecho durante muy poco tiempo y no posees los conocimientos básicos de aspectos como la estructura de un relato, el punto de vista, el manejo del tiempo, etc., lo mejor es que curses el nivel de iniciación.
Si, por el contrario, ya has pasado por un taller y crees estar preparado para plantearte proyectos narrativos independientes, no ejercicios para poner en práctica lo aprendido, quizás lo lógico sería inscribirse en el nivel avanzado.
No te preocupes si te equivocas, no habrá mucho problema en, cuando los talleres comiencen a funcionar, informarte de que quizás te hayas equivocado de grupo y sea conveniente que pases de uno a otro. Aquí no hay medallas ni títulos, se trata de que cada uno le saque la mayor partida posible a su experiencia, y eso pasa por no estar dentro de un grupo donde uno ya sabe lo que está sucediendo o, por el contrario, no se entera de nada de lo que pasa.
Dinámica del taller
En el taller de iniciación los alumnos recibirán unos materiales de lectura por correo electrónico (funcionaremos con listas de correo cerradas) y enviarán sus ejercicios dos días antes del día de la reunión. Esos ejercicios se enviarán a los alumnos antes de las reuniones para que puedan haberlos leído antes de las puestas en común.
Las sesiones de encuentro se realizarán a una hora fijada, intentando que sean dentro de un horario que, pese a las diferencias horarias, no resulte incómodo para los participantes. Allí el profesor repasará y explicará los materiales teóricos y comentará la mayor cantidad posible de ejercicios de los alumnos, siempre dependiendo de la cantidad de inscritos en el grupo. De todos modos, como las sesiones son frecuentes, aunque en una sesión concreta no se comente el ejercicio de alguno de los alumnos en las siguientes sesiones se compensarán esos desequilibrios priorizando los textos de los talleristas que hayan visto comentado menos ejercicios suyos.
En el taller avanzado se irán marcando con más antelación los plazos en el calendario, ya que la idea es que los alumnos presenten textos de mayor extensión y ambición, que en muchos casos pueden ocupar mucho tiempo de comentario. De ese modo los participantes en el taller pueden organizarse en sus entregas, facilitándose un calendario donde todos tengan claro cuáles son los días en que deben presentar sus trabajos, que más tarde serán enviados al resto de los miembros del grupo para que en las reuniones todos hayan trabajado convenientemente los textos y puedan hacer devoluciones más meticulosas sobre la labor de los compañeros. Ni qué decir tiene que un trabajo grupal de esta índole requiere un cierto compromiso y una voluntad participativa y propositiva de cara a mejorar los textos de los compañeros del mismo modo que uno quiere que los colegas lo ayuden a uno a corregir los propios.
Costo
Este es uno de los detalles fundamentales de esta propuesta. La mayoría de los talleres virtuales que se ofrecen están organizados por empresas que incrementan mucho el precio de los mismos sobre sus costes reales para así poder obtener ganancias. Y, en la mayoría de los casos, el pago que reciben los profesores, monitores o coordinadores del taller (que cada uno elija el nombre que prefiera), ha ido decreciendo en los últimos años, en algunos casos de modo alarmante por lo que sabemos. Pareciera que los talleres están hechos para alimentar a empresarios que no tienen ni idea de lo que es la literatura o de en qué consiste trabajar con las palabras. Cualquier diría que son más iniciativas empresariales que talleres.
Por otro lado un taller tiene que tener un costo para el alumno. No uno lesivo para su economía, pero si lo suficientemente importante como para que no se lo tome a broma. Los talleres gratuitos que suelen ofrecer instituciones públicas son más pérdidas de tiempo para quien realmente quiere aprender que otra cosa, y precisamente por eso terminan resultando un fracaso como espacios de enseñanza y aprendizaje.
En penúltiMa vamos a aprovechar que estamos en contacto con escritores y editores de todos los países de habla hispana para proponer precios acordes con la economía de cada uno de los países y las posibilidades de cada interesado.
Llámenlo precio a la carta, a nosotros nos parece justicia.
Por eso, cuando los interesados se pongan en contacto con nosotros vamos a proponerles precios y métodos de pago personalizados teniendo en cuenta su situación económica y geográfica. Así, trabajaremos con transferencias o Paypal dependiendo de cada uno de los miembros del taller. Esto, lejos de ser un hecho secundario, es uno de los aspectos fundamentales de esta propuesta, ya que va a implicar mucho trabajo y atención administrativa y, por eso, vamos a ser rigurosos en este asunto del mismo modo que estamos siendo flexibles con el precio. No queremos que nadie se quede fuera por no poder pagar en euros o en dólares, pero tampoco que esto se convierta en un modo de sortear los talleres locales o trampear.
Si uno quiere una cierta justicia con su trabajo también respeta el de los demás, eso es una divisa moral en penúltiMa.
Inicio del taller
Estamos valorando el inicio para agosto o septiembre dependiendo del número de interesados. Por eso es importante que se pongan en contacto con nosotros a través de mail que se indica abajo.
El correo para ponerse en contacto con nosotros será, de momento, el mismo de la revista, donde valoraremos la cantidad de interesados y la viabilidad de los talleres. También resolveremos las dudas que puedan existir: revistapenultima@gmail.com
Antonio Jiménez Morato
Además de en los Talleres de escritura creativa Fuentetaja, donde durante cinco años se encargó de la coordinación general de los talleres tanto presenciales como virtuales, Jiménez Morato ha impartido cursos en instituciones de carácter público como la red de Bibliotecas Públicas del Ayuntamiento de Madrid,la Asociación de Universidades Populares de Extremadura, diversos Centros Culturales de la red latinoamericana de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), así como en recintos privados entre los que destacan el espacio de la revista La Tempestad de México, las librerías Escaramuza (Montevideo), Eterna Cadencia (Buenos Aires), Tipos Infames y Cave Canem, ambas de Madrid, entre otras. Actualmente Antonio Jiménez Morato se desempeña, entre otras labores, como lector para diversas editoriales, además de realizar trabajos freelance dentro del mundo editorial.
Como autor ha publicado seis libros en cinco países: la recopilación de textos críticos sobre literatura latinoamericana contemporánea La piedra que se escribe (Festina, México), la novela Lima y limón (publicada en España, Costa Rica, Argentina y Bolivia, además de en edición digital para todo el mundo), la novela corta Cuco (en Montevideo), el volumen de ensayos literarios El sabor de la manzana (publicado en la editorial Germinal de Costa Rica), el libro de crítica desplazada Mezclados y agitados (Random House Mondadori) y la reunión de relatos entrelazados Cuestión de sexo (Aguilar).
Es alumno de doctorado en el Departamento de Español y Portugués de la Universidad de Tulane (Nueva Orleans). Su currículum académico se completa con un Master of Fine Arts in Creative Writing in Spanish por la Universidad de Nueva York (NYU) y es Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid.
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