Traductor y agitador cultural inquieto como pocos, la huella de la obra y la persona de Timo Berguer en la poesía latinoamericana se ha dejado sentir de modo notable a lo largo de la última década. Pero, sin duda, lo más sorprendente de Berguer es que escriba poesía en castellano, donde plasma su especial capacidad por detectar la estética de los sonidos, más allá del plano del significado.

1

En el extremo norte se abre

un panorama a prueba de crisis:

 

detrás del tejado de paja, brezos y panículas

del barrón y el fondo de lodo

 

resulta el trazado idílico de la isla de Sylt

gracias a la Söl’ring Foriining,

 

honorífica organización, en realidad.

principal fuente de ingresos de la isla,

 

ya el turismo se estimula con la imagen

de un paisaje intacto, dan prioridad

 

a la protección costera; pero jamás alcanzan

el impuesto profesional y la contribución territorial,

 

para pagar año tras año la alimentación de la playa

con que se intenta frenar el avance del mar,

 

un oleaje furioso que arrastra partes del Geest

hacia la marisma. Pero los amantes

 

de un crepúsculo en la playa, los aperitivos

del kiosco entre las dunas y la tasa del balneario

 

consolidan una situación compleja

con autóctonos (la ortiguera, los frisos)

 

y neófitos (como el zorro rojo, la rosa rugosa,

el jet set) en precario equilibrio

 

que se mantiene solo cuando las mareas vivas

escasean y el tren que pasa repleto

 

por el dique de Hindenburg no se cansa

y los alemanes siguen apreciando

 

el logo de su país en su totalidad con esas comas

esparcidas en aguas no tan profundas.

 

2

Paseando por una duna plantada, en el mundano Kampen,

se me viene el recuerdo de un viaje a Saltillo

 

seducido por la promesa de conocer la tierra baldía

el desierto arenoso.

 

(posible tweet desde Saltillo: #autopistas #condominios #moteles #maquilas

Vendrá #juliánherbert?)

 

Dos amigos de Jota Hache me buscaron en coche.

 

Doblamos a la derecha en la Ruta 57, en dirección a Monterrey,

–acá pasa el tren que va a Estados Unidos –me señaló el copiloto,

el antropólogo,

 

y seguía hablando de las marcas en los vagones

que dicen a quién coimear

para salir con vida …

 

De noche ese tren agarra los rieles,

como una bestia: cadena opaca, maciza

de vagones precintados de mercancía;

hablando se inclina el antropólogo y

de su camisa desabrochada salta

una víbora, no te asustes, es mansa

 

una víbora, pienso, la lleva donde otros la petaca;

 

no importa: cumplieron su promesa: el auto paraba

en la entrada de un uadi, almenas de arena

nos cercaron silenciosos.

 

3

O sea me pierdo entre tanto silicio

quizá el desierto se encuentra donde todo se repite;

 

el compás irritado, los ojos cegados por la extrema luz

y un chirrido en el aire como de cable eléctrico.

 

De repente, me siento desolado; si hubiera tomado un taxi

el chofer al menos habría lamentado los muertos de anoche,

 

las bodas de la farándula; el antropólogo en cambio

compara un episodio de Lost con el estado:

 

–la administración es una manta que cubre unos enclaves,

cotos de caza en que mandan los que mandan…–

 

No percibí el paso del desierto al no-desierto,

no hay un límite definido, sólo la paulatina aparición de suculentas,

 

de pasto varilla, los cactus que crecen como loco para

para borrarse de un momento a otro del paisaje

qué sabemos los ciudadanos de la frontera

si el estado nunca suelta nuestras mentes?

 

4

Hasta en las zonas más secas de Coahuila

pusieron alambrado.

 

La tierra, ¿de quién? No veo ni vacas ni cabras

ni quien la labre.

 

En realidad estoy todavía arriba

del Acantilado rojo en Sylt

con un niño apoyado en la cintura

 

y el mar se pone a desangrar el sol.

 

Si estuviera, el antropólogo hablaría de petroglifos,

de ritos de paso,

pero la sed no me deja pensar.

 

Como cuando paramos delante de una cantina

en las afueras de Saltillo.

 

Masticando precavidamente tubérculos

pensamos en el desierto

que dejamos atrás

 

después de saber que, desde la ruta, nunca llegaríamos.

 

5

Una vez en Haussach

quise internarme

en la Selva Negra.

 

Desde el valle, veía el bosque tupido

que coronaba las sierras

desdibujando los picos.

 

Subí en taxi hasta

el borde del bosque

que se deshacía

 

en la medida en que me acercaba.

Eran abetos de unos cuarenta,

cincuenta metros de altura,

 

árboles rectos y pelado en un formación vegetal

al que nunca llegaba

porque el bosque terminaba

 

unos metros más acá del sendero;

y yo me perdí acercándome.

 

6

Hace poco me topé
con un poeta de Saltillo

en un puente
dedicado a un opositor
al nazismo.

Vino
acompañado por seguidores
locales, guías
de perderse

A continuación, el mero registro
de los hechos:
la primera chela
en el Café Sur,
la última en otra puente,
a dos cuadras

por la mera razón
que sale en el Cielo
de Berlín
.

En el interin,
se discute una antología
que trata de definir los límites
de lo que aun no demostró
su perduración.

Recibo
las palmadas
en la espalda
que no tienen traducción
al alemán.

Lo demás sigue
su rumbo.

 

Timo Berguer

Timo Berger (Stuttgart, 1974). Vive y trabaja en Berlín como poeta, periodista, productor cultural y traductor. Es autor de varios poemarios y cuentos, escribe en alemán y castellano. Berger es cofundador del Festival Latinale (Berlín) (www.latinale.de) dedicado a la poesía actual latinoamericana. Fue también cofundador del Festival de Poesía Salida al Mar (Argentina, 2004-2007), y coordinó los eventos poéticos alemanes en la FIL de Guadalajara en 2011, año en que Alemania fue país invitado de honor. Su más reciente publicación como autor es Der Süden (parasitenpresse, Köln, 2014), Microclimas (Editorial Vox, Bahía Blanca/Argentina, 2014) y Mitlesebuch (Aphaia Verlag, Berlin, 2015) y como compilador El fin de la afirmación. Antología de novísima poesía en lengua alemana (Ediciones VOX/27 Pulqui, Buenos Aires, 2015) y De ahí nomás. Poesía actual de Centroamérica y el Caribe (Ediciones VOX, Bahía Blanca/Argentina, 2014). Tradujo, entre otros, a Fabián Casas, Sergio Raimondi, Pola Oloixarac, Edgardo Cozarinsky, Manuel Rivas, Raúl Zurita, Silvio Rodríguez, Julián Herbert, Criolo o Luis Chaves, entre otros.

Polisílabos es un espacio dedicado a compartir la mejor poesía que se está escribiendo hoy en castellano y, siempre que sea posible, inédita.

La fotografía que ilustra el poema es del reconocido fotógrafo Michael Kenna.