Para muchos, sobre todo para los que ven poco cine que no venga del mundo anglosajón, esta película de Welles supone el invento del un género, lo que él mismo denominó ensayo para oponerlo al documental, que tiene una intencionalidad de probar un argumento mucho más clara. Digo los que no vean cine de otras tradiciones porque es evidente que los que se hayan acercado a las películas de Resnais realizadas con la colaboración de Marguerite Duras, por ejemplo, o el trabajo de Chris Marker, entre otros, no verán en la película de Welles algo tan novedoso. En realidad el cine europeo ya lleva bastante tiempo proponiendo películas que huían de la narración convencional o que incluso trabajaban contra ella, ahí está sin ir más lejos la Nouvelle Vague. Pero si hay algo que puede generar un consenso mayor es que este cine es mucho más cercano a la escritura de lo que pueda parecer. De hecho la narrativa más banal y aburrida, la que puede ganar premios Planeta o un Nadal, o quedar finalista en ellos, precisamente es una muestra de la influencia contraria: lo que le sucede a la literatura cuando se pretende más bien escribir una novela fácilmente transportable a una película convencional que auténtica literatura que tiene presente la condición escrita y auditiva de su soporte. Orson Welles, acaso uno de los directores de cine con mayor número de adaptaciones literarias a sus espaldas, supo transformarse en un auténtico escritor con imágenes en el final de su vida. Por desgracia, esta terminó siendo su última película. Da lo mismo porque es eterna.
En 1976, para la distribución estadounidense del film., Welles realizó un trailer de más de nueve minutos que durante mucho tiempo se creyó perdido. Pero se pudo restaurar y ahora lo ofrecemos como curioso complemento, ya que tiene todo que ver con la película y, al mismo tiempo, no tiene nada que ver, porque son imágenes en su mayoría no utilizadas para el montaje final de la película. Posiblemente incluso muchas de ellas fueron rodadas después de la finalización del mismo.
Aquí un fragmento de una larga conversación con Leslie Megahey en el que habla de F for Fake
Y, finalmente, un documental realizado con la colaboración de Oja Kodar, sobre las películas que Orson Welles no llegó a poder terminar, proyectos que fueron muriendo cada uno en distintas fases. Una curiosidad maravillosa.
exactamente un individuo,
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nueva columna de Martín Cerda
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