En penúltiMa ponemos especial cuidado en que, además de las vertientes críticas e informativas propias de todo medio inserto en la sociedad de la información, no se pierda la función de escenario y lanzadera de una revista literaria, que debe estar siempre abierta a nuevas voces que están intentando encontrarse a ellas mismas. Como es el caso de Diego Quintero.
I
Madrugadas insomnes, novela negra, ser otro. La noche yéndose con mi vida y la vida yéndose en un papel; amanecer el deseo de transmutar en voluta.
II
El detective respira sin nombre. Esotérico prende una lámpara. Dispara al silencio. Alguien tiene que ser el héroe. Alguien pasará.
III
La obviedad. El miedo. La ceguera. Todos los males del homicida; matador desdibujado en su propia navaja. Lo ficcional no es impostura del cadáver.
IV
Vivir desembocado. Ecuestre por los días y las noches. Psicótico siempre. No conceder ni por un milimétrico segundo del respiro. Exhalar metano.
V
San José, Lisboa, Mindelo, Brasilia, Uppsala. Una ciudad y todas las ciudades reducidas al minúsculo atisbo del pensamiento. Una idea superior a la urbe. Terremoto, guerra o simún; la mente contra lo material. Todas las ciudades bajo la tiranía de la memoria.
VI
Se lee para acontecer y se acontece para otras lecturas. Se escribe a trescientos kilómetros por hora. Un escritor sonríe ante el muro. La guerra del instante.
VII
Aquí no existe Dios. El hombre se enfrenta al hombre. Tullidos en la visión de los atardeceres de los atardeceres. Se miran ante el duelo. Uno camina y el otro escupe buitres.
VIII
Vine a poner el cuerpo como flecha en el arco de mi tiempo.
IX
La semiótica de mis días: signo, señal, cáncer.
X
Últimas palabras:
Llegué al límite de mis contemporáneos. Decidí huir antes de ganar. Pierden el tiempo al preparar mi ejecución. Construí una ley en el futuro. El presente se desvanece. Sonrío a los que aún no llegan. Soy un hombre muerto que se eleva.
XI
Llueve napalm. Alguien abrió el grifo del apocalipsis. Solo me quedan los dientes. Muerdo cánones. Lo calcinado es mi ego.
XII
Explicación ontológica:
Poeta homosexual. Apologista del odio. Dios neoyorquino. Soy el escritor de los aforismos que sentencian la tripa humana. Besan el ano de la muerte. Mean las ratas del corazón. La manifestación terrenal del pene ojiva. El plutonio que arrasó con este país y todos los países. El semen nuclear en boca del imbécil.
Diego Quintero (Taskent, Uzbekistan, 1990) ha colaborado con diversas revistas literarias, incluyendo Digo.palabra.txt (Venezuela), Revista Fogal (España) y Cigar city poetry jornal (EUA). Entre sus publicaciones tiene un poemario titulado Estación Baudelaire (Ediciones Espiral, 2015) y otro llamado Taskent soledad ultra (Ediciones Espiral, 2017) (Ediciones liliputienses, 2019)
La imagen que ilustra el texto es una fotografía de Charo Corrales, cuyo interesantísimo trabajo puede verse en su página web: http://charocorrales.com/
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