Una propuesta de escribir acerca de cine y poesía conduce a la poeta Susan Howe a descubrir al director Chris Marker y, a partir de obras como Sans Soleil y La Jetée, y de la filmografía de Andréi Tarkovski, acaba realizando un ensayo que constituye un punto de inflexión en su manera de entender la escritura. Si la producción del cineasta francés -de quien anteriormente en la misma colección Mula Plateada de la editorial Kriller 71 se había publicado el guion de Sans Soleil– consigue desbaratar las definiciones de género, Howe le dedica un texto igual de inclasificable en el que convergen la crítica cinematográfica, la nota autobiográfica y el comentario erudito. Howe alterna la disección, escena a escena, de los films de Marker con recuerdos personales como el duelo por la pérdida de su marido, o con sus agudas lecturas de referentes de la literatura norteamericana como Walt Whitman, Emily Dickinson y Henry Melville, y, con ritmo digresivo y gestos tomados del collage, hace que el ensayo devenga, ante todo, un modo de práctica poética. Clasificar los hechos; o diecinueve maneras de ver a Marker viene seguido de Estructuras, otra pieza singular donde, navegando entre lo íntimo y lo histórico, la poeta compone una evocadora memoir familiar. Con la incorporación de Susan Howe y sus heterodoxos ensayos vertidos al castellano por Tatiana Lipkes, la colección Mula Plateada renueva su apuesta por una literatura híbrida que surge allí donde las fronteras entre categorías literarias se vuelven obsoletas, esperamos que los inquietos lectores de penúltiMa disfruten de este adelanto y salgan corriendo a hacerse con el libro completo.

 

Clasificar los hechos

 Al escribir este ensayo no tengo una idea clara de qué valor puede haber en un fragmento de realidad concreta, en sí misma múltiple, y siempre a merced de una identidad nacional y personal. El tiempo real de la emoción no es el tiempo musical o el ruido de fondo de la civilización o la continuidad de la película revelada. Siempre se puede identificar a la memoria, no a las capas que cierra primero.

 

me gustaría que pudieras ver esta película. A veces te reconozco ahí dentro tan joven y temeroso siempre entre esos soldados Soviéticos que cruzan el lago Sivash por qué habría de haber el doble de enfermos que de heridos

haces que todas las cosas indecibles floten de vuelta hacia mí

experimento aerodinámico de reparación para el recién lavado y reluciente buque estrella URSS tocando tierra para dejarte dormir bien. Vela de gran extensión usada en yates cuando avanzan ante el viento.

Antes podías cubrir por completo mi mano con la tuya.

Una enorme burbuja de nylon arrastrando toneladas de buque por el agua pero a veces el balanceo y los golpes incesantes amenazan con arrollar los aparejos ahora agua rota ahora tocada por la ciencia ahora dibujando el silencio dentro de la larga persecución por venir.

Escenas como estas usadas por los hombres

 

En La Jetée y El Espejo, también en Sans Soleil, encontramos imágenes asociadas con o que vienen de Hiroshima. No creo que captemos el hechizo que existe en todas ellas sin comprender esa rendición central del alma, en su sufrimiento nuclear olvidando y negándose a olvidar.

La inmensa indiferencia de la historia. La aplastante retención del presente permanente de la memoria. Comparadas a los hechos las palabras son sólo redes. Avanzamos arrastrando los restos de las afirmaciones que capturamos. La acción es el movimiento de la memoria en busca de un vínculo perdido, un acuerdo simulado. Una pantalla es una especie de dique o rompeolas. Mantiene el espíritu a distancia.

 

La práctica de Marker de cortar, aislar, insertar y sintetizar la música, los idiomas, los ruidos de las máquinas, los sintetizadores musicales y las citas (la voz de Marlon Brando en Apocalypse Now) depende de instantes verbales invisibles, sorpresas ópticas e imágenes divididas. La canción de locura de Ofelia evoca a Jean Simmons en el Hamlet de Olivier, aunque cante el rostro de otra mujer. Aquí Marker introduce lo que parece ser una imagen solarizada. Para solarizar una toma debemos sobreexponerla a la luz, solarizar es una doble exposición. Vemos lo que está sucediendo electrónicamente en una máquina que distribuye los oscuros hacia las luces: vemos el proceso. Esta secuencia recuerda la secuencia de edición de El hombre con la cámara de Vertov (una película clásica de no ficción) y al mismo tiempo empieza con el recuerdo y la meditación de “Krasna” sobre el peregrinaje que hizo a los lugares en San Francisco donde Hitchcock filmó Vértigo (una película clásica de misterio). El cineasta ficticio de no ficción inserta planos de una película de ficción que Hitchcock filmó en los años cincuenta en una ciudad (San Francisco) casi enterrada dentro de las cenizas del terremoto y de los incendios. Una secuencia o mini narrativa lleva indirectamente hacia otra secuencia. Mientras tanto el narrador oculto repara o restaura la realidad psíquica y su relación con la realidad externa, aunque nunca estamos realmente seguros de quién recopiló, editó y marcó cada toma o corte. […]

A menudo Sans Soleil parece tratar por mucho acerca de material filmado en otro lado. Es una película de citas, de tomas eliminadas, de tomas repetidas, de cintas retrasadas, de golpes militares fallidos, de pilotos muertos y de guerreros fantasmagóricos. Todo está actuado en el límite que divide la introyección y la incorporación. Un doble es un facsímil. ¿Es Sandor Krasna de Sans Soleil el reflejo de Gavin Elster?

 

Estructuras

El domingo 7 de diciembre de 1941 fui con mi padre al zoológico en Delaware Park. Incluso ahora tantos años después conservo el hecho de este recuerdo atesorado de estar juntos antes de que se enlistara en la armada y viajara a Europa. Ese domingo en Búfalo los osos polares que normalmente son dóciles daban vueltas inquietos alrededor de las falsas piedras, cuevas y la cascada diseñada para contener la fuerza bruta incluso bajo amenaza de aceptar a tantos animales feroces de zoológico. Recuerdo que había tres aunque podría estar equivocada porque era una niña intensa y nerviosa con el viento del norte de los cuentos de hadas resonando en mis oídos lo mismo que la percepción inmediata. Los tres osos corriendo alrededor de las rocas como para mostrar cómo el racionalismo moderno surge de la barbarie y ese ruido que nos hace atrevernos a gritar sin temor es la mitad de la victoria. Tres osos se salpican y otros se reúnen en el pasamanos de hierro como si no hubiéramos disfrutado de la libertad de sus controles y contrapesos. Papá me apretó la mano porque los animales se comunican en un estado parecido a la disociación ya que un pueblo preparado liberará a la colonia de deidades de hielo identificadas con los ríos como causa del animismo. En esos días todo el mundo hablaba de la guerra. Suficiente sopesarla con el amor. Los animales presienten algo acerca de la ruina creo que él dijo los espíritus humanos son en parte inmateriales en ese tiempo prefigurado aunque en ese entonces no sabíamos cómo el libre albedrío nos impulsa a ser una distancia a la espera de otro encuentro de una relación verdadera.

La imaginación histórica se junta en lo ausente

 

Benjamin Franklin nos dice que no perdamos el tiempo, que siempre estemos haciendo algo útil. Es el padre económico de los Estados Unidos inventivos y desenfrenados. La parte esencial de cualquier invento es la distancia y la conectividad. Nos pasamos pedazos de papel del uno al otro. Una hoja de papel, un rollo de película, la estructura. Los proyectos conceptuales de los años sesenta y setenta combinaban ventanas, espejos, basura, fotografías, video, danza, cintas grabadas, cuerda, acero, hilos, clavos, coches, máquinas, casi de todo. Algunos escultores minimalistas empezaron como pintores o poetas o viceversa. El sadismo de la Guerra Fría estaba en pleno auge, en toda su extensión en la ardiente imposibilidad de Vietnam. Según Pirrón de Elis ya que nada puede saberse la única actitud posible es la imperturbabilidad. Pirrón de Elis, he aquí la ansiedad infantil. Mientras escribo se desprenden pedazos de la infancia. ¿Cómo reunir de nuevo las piezas?

 

Entre las calles Berkeley y Brattle permanecían algunos jardines meticulosos entre pastos abandonados para los niños algunos pedazos más salvajes de hierba y de maleza. En esos primeros tiempos el lenguaje siempre cambiaba. Las palabras borrosas caían como hojas muertas en un círculo cerrado moviéndose hacia la mente pero no sabíamos que habíamos nacido porque en el fondo no hay historia. Los límites que conectan lo público y lo privado están muy bien, una precaución y una norma, a las que el pensamiento se adapta, la propiedad de la h (aliento sin sonido) se encuentra entre la g y la t (sonido sin aliento) en daughter (hija), slaughter (matanza), laughter (risa). Las letras lanzadas al espacio apresuran a un niño tras otro, más o menos extendidos, jugando a los lobos y a los tigres, chocando con los propietarios (como pretexto). Por medio de un experimento controlado B(urrhus), F(rederic) Skinner demostró que los pichones pueden jugar ping-pong. Sin comportarse. Sin ganarse la vida. Sin tenerle miedo a todo lo que pasa en esos edificios; la repetición obstinada de puertas y ventanas. No, había veredas que usábamos como atajos de la casa a la escuela y a la casa de nuevo. “Este es el bosque primitivo. Los pinos murmurantes y las cicutas,/ Barbudos de musgo, y de trajes verdes, indistintos en el crepúsculo”, los terrenos vecinos medio olvidados recuperan brechas y zigzags, cadenas de emociones, pequeñas maniobras en la percepción distante.

 

Susan Howe (Boston, Estados Unidos, 1937) es poeta, ensayista y crítica. Vinculada a los poetas del lenguaje, y al posmodernismo por su interés por entrecruzar géneros y su aproximación a la Historia, Howe ha publicado más de una veintena de obras, entre las que destacan Hinge Picture (1974), su elogiado debut, The Liberties (1980), Defenestration of Prague (1983), My Emily Dickinson (1985), A Bibliography of the King’s Book, or Eikon Basilike (1989), Pierce-Arrow (1999), Debths (2017) y Concordance (2020), y el ensayo literario The Birth-Mark: Unsettling the Wilderness in American Literary History (1993). Sus poemas, a su vez, han sido seleccionados para importantes antologías como The Norton Anthology of Modern and Contemporany Poetry y In the American Tree, y a lo largo de su prolífica trayectoria Howe ha sido galardonada con el American Book Award en dos ocasiones, una beca Guggenheim, el Berlin Prize, el Bollingen Prize in American Poetry y la medalla Robert Frost, entre otros reconocimientos.