La poesía comparte con la filosofía la necesidad de encarar una realidad incomprensible. Mientras que esta teje un sistema de ideas que sirva para escapar del laberinto, la poesía suele salir del lance con más heridas de las que traía. Carta astral, en ese sentido, puede considerarse como una pelea en 12 capítulos, interrumpida por breves excursos que complementan, matizan o distraen de la idea principal. Esa idea, no obstante, podría haberse quedado en la mera presentación de la cita de Epicuro que encabeza el conjunto: «la muerte no va nada con nosotros, justamente porque cuando existimos nosotros la muerte no está presente, y cuando la muerte está presente entonces nosotros no existimos». Gracias a la gentileza de Boria Ediciones, podemos ofrecer este adelanto del libro de Óscar Navarro Gosálbez.
TAURO, O LA CONSOLIDACIÓN
Entiendo que todo ha cambiado.
Recuerdo la mugre de las superficies blancas;
recuerdo la mugre de las baldosas que fueron brillantes
y el bulto que era tu cuerpo
el bulto que era tu cuerpo dormido.
Entiendo que nadie sospecha el cambio
solo un segundo antes
en el instante antes nadie comprende.
Pero eso ya es física y no se discute.
Como no se discute que un cuerpo de masa mayor a la de otro lo
atraiga hacia sí
eso es ley física de la gravedad.
Mi cerebro es gris, es rosa.
En el dédalo gris rosa que es mi cerebro
no es diferente al de los otros, no es diferente del tuyo tampoco
se esconde la imagen de un cuerpo, ulises;
tu torso desnudo sin sombra de culpa,
desnudo y cubierto con gotas saladas después.
Entiendo que ahora ya no es atractivo.
A nadie le gusta el color lividez de un cuerpo sin sangre.
Primero serán tus amigos.
No saben siquiera que están empezando a echarte de menos.
No entienden de la luz indecisa, de la camilla oxidada, de las
sábanas negras.
Después montarán linchamientos y aullidos y mesaduras.
Después bloquearán las salidas con petacas de salmuera.
Entiendo que todo es distinto cuando algo ha cambiado
y pienso no importa una mierda el pecado
la gula
las drogas
la miserable
avaricia
tienen la eximente de la juventud,
ulises, no arropes la culpa.
La tripulación cercada por las sirenas después
asalta el mueble-bar asalta la bodega asalta la farmacia asalta la
discoteca y la biblioteca del barrio,
es comprensible
vienen los coperos y les dan de beber. Y ellos lo aceptan porque te
extrañan,
a ti, al de los muchos ardides.
Yo te deseo. Te deseaba cuando eras la juventud
y los músculos y el culo firme y la recta de vello negro desde el
ombligo y el deporte,
cuando eras el de la fuerte lanza,
cuando era completamente la noche.
Ahora tu cuerpo, tus bultos,
tus cordilleras de nieve, encima del cofre,
no me inspiran deseo, solo cascadas. Porque tu piel
es blanca de muerte
y a nadie el color lividez de un cuerpo yugulado.
Pero
¿qué echo de menos de ti?
Yo ya sé dónde
tengo a mi alcance tu cuerpo.
¿Qué echo de menos de ti?
Tú nada porque eres nada, estás en la nada.
Tú no descansas, no sufres no eres.
Los coperos no quieren saberlo, los coperos solo quieren negociar
con los licores por no mirar a la nada y no ver nada,
temen a las copas sin nada, que no son negocio.
A ti no te dio la información el tiempo;
tú no sabías de los cristales, no conocías la transparencia de los
vasos vacíos,
ulises,
solo te desvelaba el trayecto.
A mí, en cambio, la mitad de la luz
se me la llevó el tiempo,
y me dejó en prenda el saber de la bella
—de la tónica,
de la transparente—,
el saber de la nada.
Ulises, aquí polifemo extrañándote.
Para mí, ulises,
es sábado aún y sigue la noche.
Óscar Navarro Gosálbez (Alicante, 1971) nació el día de la Candelaria, como James Joyce y Ayn Rand. Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Alicante, se dedica desde 1997 a la enseñanza de español como lengua extranjera. Con sus primeros escritos de adolescencia -novelas, relatos y poemas- aparcados en un cajón, su relación con la literatura fue distante durante muchos años. Sólo en los últimos tiempos ha vuelto a acercarse a ella con mayor dedicación. Algunos poemas suyos han sido publicados en fanzines como Hijos del Aburrimiento o El Manifiesto Azul. Apareció en la primera edición de la antología de poesía LGTBI Escribo porque eso… porque no puedo hablar, en 2016, y ese mismo año participó en la primera edición del ciclo de recitales «Poetas en Cercanías» de Alicante. Es miembro fundador de la asociación de agitación cultural «Letras de Contestania». Carta astral (Boria Ediciones, 2018) es su primer poemario.
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