penúltiMa es una revista literaria, no de literatura.

Quizás no sea necesario explicar mucho más la diferencia entre el uso del genitivo: una revista «de» literatura, en donde se habla sobre todo de producciones literarias y de sus autores, y una revista que escoge definirse por un  adjetivo que pretende calificar los textos que la componen. En penúltiMa, como es obvio, se hablará mucho de literatura, pero no sólo de literatura, porque todo es susceptible de aparecer en este espacio siempre y cuando haya elegido la literatura como vehículo.

Esa es la perspectiva de penúltiMa: proyectar una mirada literaria sobre cualquier cosa. Los textos donde esa mirada se encarne irán construyendo una comunidad y/o un espacio a las que, por qué no, puede llamársele revista porque lo único que tiene claro es que irá apareciendo de modo periódico, aun sin tener aún clara qué periodicidad podrá desarrollar cuando se ponga en marcha. Actualizaciones diarias, semanales, quincenales o mensuales a  medida en que sea capaz de formar su comunidad. Una comunidad tan ineficiente como indispensable para poder existir.

Se llama penúltiMa por varios motivos:
  • Porque frente a la obsesión por lo efímero no quiere estar a la última sino a la penúltiMa. La literatura no se improvisa, no se puede pretender darle un sentido –que no significa que sea lógico o causal– a los hechos y la experiencia sin un tiempo de reposo, de decantación. Por eso, frente a la pretensión de llegar primero en penúltiMa tendrá más importancia usar el tiempo necesario para reflexionar.
  • Cada vez quedan menos espacios donde la escritura prime como vehículo. La iconolatría del presente parece olvidar la potencia de la imagen escrita mientras los medios de comunicación han abandonado la posibilidad de ofrecer espacios al pensamiento crítico o a la escritura de calidad, incluso el periodismo literario se ha fugado a revistas o páginas web, para ser meros soportes promocionales. Los libros extensos parecen asustar a los lectores más que seducirlos, y los breves no suelen ser intensos, sino tan solo cortos.
    En penúltiMa el esfuerzo de un creador a lo largo de años hasta completar una novela de trescientas páginas no se reduce a un texto de cien palabras o una calificación de una a cinco estrellas, sino que merece un texto que dialogue con respeto, con atención, con todo el espacio que necesite para hacerlo.
    Acaso este nombre se refiera a que cada vez hay menos posibilidades de dedicarle a la escritura el lugar que merece. Nunca puede afirmarse que algo sea la «última» oportunidad para que algo suceda, pero desde luego parecen ir quedando pocas, y penúltiMa acaso sea una de ellas. Gabriel Celaya dijo una vez que «La poesía es un arma cargada de futuro».  Jamás fue tan cierto como ahora.
  • «Tomar la penúltima» es un lugar común que denota fraternidad y goce. Nunca nos la tomamos con alguien que nos disgusta, sino con los amigos, aquellos que nos hacen sentirnos mejor. penúltiMa pretende ser ese lugar de encuentro, de placer, de celebración. Queremos brindar por la literatura a diario. Y queremos hacerlo también contigo.

Digamos una obviedad: penúltiMa puede estar o no de acuerdo con las opiniones expresadas por sus colaboradores, respeta su libertad de expresión, intelectual y artística, y en algunos casos y en otros no compartirá sus posicionamientos estéticos y sus puntos de vista. No es la función de penúltiMa discriminar o silenciar unos puntos de vista, ni apoyar o reivindicar otros. penúltiMa es un espacio plural, y como tal admite producciones de muy diversa índole. Nos gustaría que nuestro público fuera, en correspondencia, plural y abierto. Por eso lo único que no tiene cabida en penúltiMa son las posiciones que pretenden silenciar otros puntos de vista o imponer estéticas o ideologías. No somos tan ingenuos como para comprar el discurso reaccionario de hoy que se pretende liberal cuando en realidad busca imponer su visión del mundo y sus creencias (el capitalismo es una religión, basta co ver cómo se comportan sus defensores, conviene no olvidarlo) al resto. En penúltiMa creemos que las libertades personales y sociales están por encima de las religiosas o las económicas. Avisados quedan.