Contamos hoy, de la mano de Boria Ediciones, con un(os) poema(s) de Lujo Berner, extraídos de su libro Windsurf, que nos parecen especialmente interesantes porque, de modo consciente o no, plasman las tensiones que subyacen en la recepción de la poesía y en su alcance en tanto que formato y producción artística. Hay más cosas, obvio, pero cada uno destaca lo que le viene en gana, y a nosotros, por estar a comienzos de año, bombardeados por la publicidad consumista de estas fechas, nos ha llamado más la atención esto. Disfrútenlo. 

 

PONIENTE

 Hacen falta isobaras, no me cuentes historias

Hacen falta soles procaces, y lo sabes

hacen ruidos (al vibrar)

mis huesos (que son anclas y anzuelos rotos)

al atardecer de un día de (viento de) poniente.

 

Ahora que hace veinte años de mis veinte años

y siendo inevitable echar la vista atrás

si pienso en TODOS los días de poniente vividos

me doy cuenta de que son una única y gloriosa sesión

la jornada del final de todo lo que vale algo

 

Y pensando en todos esos inmigrantes

con sus vistas alucinadas llenas de terrorífica ilusión

enfocando directamente a occidente (poniente)

caigo en la cuenta de que

son auténticos surfers sacrificados a la matemática

son excedentes inmaculados de un mundo al que le sobra nada

 

y sigo pensando

en que esa brisa del oeste que regala vida

también esparce muerte por doquier

y que este mediterráneo es verde como la sangre

*** jesus’ blood never failed me yet ***

y también

a su modo

el final de todo lo que vale algo

 

y pienso

en que ahora lo tienen más difícil que nunca

los niños salvajes de Whitman

y no por el mediterráneo o por el poniente

que son tan crueles como una falla sísmica

sino por ti

maldito hijo de puta

que has dado pie a todo esto

maldito seas

 

la brisa es mi alimento

el fetch es mi biblia

y a ellos me encomiendo para derrotarte

 

soy un beato

soy un gigante

 

que sabe que

si finalmente ganas la batalla

y acabas con todo      lo que vale la pena

al menos

será al atardecer de un día de

 

poniente.

 

 

PONIENTE IV [Versión comentada a petición de Pepita Jiménez-Gavroche Sensata]

Hacen falta isobaras, no me cuentes historias

[porque se busca una borrasca y no un térmico corriente]

Hacen falta soles procaces, y lo sabes

[mejor con sol siempre, y si te derrite con la mirada mejor que mejor]

 

hacen ruidos (al vibrar)

mis huesos (que son anclas y anzuelos rotos)

al atardecer de un día de (viento de) poniente.

 

[porque te suenan hasta las tripas]

[[porque te ruge el pecho y te teme el ocaso]]

 

Ahora que hace veinte años de mis veinte años

y siendo inevitable echar la vista atrás

si pienso en TODOS los días de poniente vividos

me doy cuenta de que son una única y gloriosa sesión

la jornada del final de todo lo que vale algo

 

[porque todos se parecen]

[porque todos tienen un mismo preludio, nudo y desembarco]

[porque esos ponientes siempre han estado ahí en todo este mar

encerrado mientras ha habido Historia & Velas]

[[soplando en shows lésbicos y guarras santas]]

[[a través de islas y estrechos y los muros blancos de la cultura]]

[[meciendo la barba de Ulises]]]

 

[[[ese hipster homérico]]]

[[[el migrante público número uno]]]

[[[«Era extranjero, pero entonces supo:]]]

                                   [[[la guerra está tan cerca que parece lejos»]]] (i)

 

[ ]

 

Y pensando en todos esos inmigrantes

[los hay de muchos tipos

pero se hace difícil no pensar en aquellos del extremo oriental

los de la otra orilla

nuestros simétricos desafortunados]

con sus vistas alucinadas llenas de terrorífica ilusión

[porque su ilusión son nuestras vidas]

 

enfocando directamente a occidente (poniente)

caigo en la cuenta de que

son auténticos surfers sacrificados a la matemática

[la (peor) matemática de las cuotas, de los euros, de las toneladas de

petróleo, de la sura…]

son excedentes inmaculados de un mundo al que le sobra nada

 

[Every day´s a holiday

sink or swim

laughing as the ship goes down

we shall live again]

 

y sigo pensando

en que esa brisa del oeste que regala vida

[aunque solo los windsurfers sepan ya leer este florecimiento, ejem]

también esparce muerte por doquier

y que este mediterráneo es verde como la sangre

*** jesus’ blood never failed me yet ***

 

y también

a su modo

el final de todo lo que vale algo

 

[porque el problema de todo lo que merece es que se acaba

aunque su final sea el sello de ese merecimiento,

y eso ocurre con el windsurf, y el amor, y la vida]

[[por ese orden]]

 

y pienso

 

en que ahora lo tienen más difícil que nunca

los niños salvajes de Whitman

[véase «Manifiesto populista» de LAWRENCE FERLINGHETTI]

y no por el mediterráneo o por el poniente

que son tan crueles como una falla sísmica

[[al igual que la presunta inmoralidad de la geodesia]]

sino por ti

maldito hijo de puta

[___________]

[rellena con el que te haga más ilusión, te daré algunos ejemplos:

dioses, capitalismo, adam smith…]

que has dado pie a todo esto

maldito seas

 

la brisa es mi alimento

el fetch es mi biblia

y a ellos me encomiendo para derrotarte [cabrón]

 

soy un beato [con mi propia oración ]

soy un gigante [que sufre por no verse los pies]

que sabe que [[o que no sabe que]]

 

si finalmente ganas la batalla [[catarsis]] [[[muerte]]]

y acabas con todo       [[temblor]]

lo que vale la pena     [[dolor]]

al menos [[lluvia]]

será al atardecer [[fanfarria]]

de un [[[único y gran]]]día de

poniente. [[[silencio]]]

 

 (i) Versos en cursiva de Juan de Dios García.

 

Luis Bernardeau (Murcia, 1975) es ingeniero civil, padre de familia y windsurfista. Su vida se despliega en una serie de heterónimos. Como Lujo Berner, en el terreno de la poesía, ha publicado el fotolibro New York City Haikus (Vulcania, 2009), además del poemario Home (Boria, 2017; Finalista del “IV Premio Internacional Fractal de Poesía”). Además, sus poemas han aparecido en publicaciones como El Coloquio de los Perros (Cartagena), o Carne para el Perro (Alicante), y ha participado en distintos ciclos literarios, entre ellos el Festival de poesía de la Algameca Chica (Cartagena), Deslinde (Cartagena), Los Lunes Literarios (Murcia), o Poetas en Cercanías (Alicante). Omar Daf ha desarrollado, por otra parte, una incipiente carrera pictórica bajo la tutela de la pintora Miwako Yamaguchi desde septiembre de 2018. Su estilo hunde sus raíces en la musicalidad, el gesto y el uso de referencias culturales en distintos estratos que multiplican sus significados. En noviembre de 2019 realiza su primera exposición en el Café Mariantonietta de su ciudad natal, y en diciembre de 2020 en Laboratorio de Artesanía, también en Murcia. HARAR, como ente colectivo junto al experimentador sonoro murciano Sergio Sánchez (aka Jazznoize), es un proyecto de poesía sonora que combina diversas vías expresivas y herramientas (el spoken word, los field recordings, o la microfonía de contacto hibridando voz y electrónica con resultados impredecibles). Con esta propuesta, ha participado en la Expo Amnesia de Javier García Herrero (Galería Progreso 80, Murcia), el Ciclo Eclipse-Flúor (Centro Párraga, Murcia), Tranvesarles (Cabezo de La Ermita, Lorquí) y el Festival de Otoño de la Morada Sónica (Classijazz, Almería). Desde 2013, también, participa en la coordinación del Circuito Ibérico de Acción en Olas (CIAO), una prueba de windsurf en olas con el reto de buscar las mejores condiciones en sitios tan diversos como el sureste peninsular, Galicia, Cádiz, Portugal, Marruecos o Cabo Verde. Y el viento, o su ausencia, sigue dominando su rutina.