En este texto nuestro colaborador habitual, Rubén Triguero, se acerca al último poemario del vate cubano Luis Beiro Álvarez, reconocido en la isla sobre todo por su larga temporada desempeñando la función de jefe de cultura del rotativo Listín diario.

 

Es innegable que el contexto es parte ineludible de la obra artística. El artista se ve irremediablemente trastocado por los sucesos que habitan su época. Y en “Saturno reina en todas partes” (Editorial Búho, 2022), de Luis Beiro Álvarez, acontecemos al dolor, a la rabia y a la impotencia que las tragedias de nuestro tiempo infligen en el poeta.

«Lamentablemente, la historia de la humanidad ha dolido, y tenemos que ser cada uno de nosotros contra el mundo».

En su última publicación, concibe un poemario donde la experiencia se nutre de los aspectos más intrínsecos de la vida y de los acontecimientos actuales, que parecen repetir una vez más, los errores de siempre. Pero, aunque esta actualidad forma parte importante de la obra, limitarla a este aspecto sería quedarse bastante corto, pues no es su único cometido: los temas que se abordan son numerosos, y muy diversos. Dividida en cuatro partes, es especialmente «Por Ucrania», la que se acerca a la actualidad más cruenta, mientras que las otras secciones: «Una vez tuve una patria», «Filosóficas», «Animalia» y «Cánticos de amor», abordan otros temas como la propia experiencia del autor, la nostalgia, la emigración, la naturaleza humana, los instintos, el amor…

«Los demonios miran el mundo
desde el altar que nosotros mismos fabricamos».
Equipaje de Mano (pág. 23)

La guerra, el terror, la población desvalijada de todas sus posesiones, hasta el intento de arrebatarles incluso la dignidad. Las muchas familias obligadas al destierro, otras tantas que pierden la vida por las decisiones de unos pocos que, por propia voluntad e intereses propios, deciden el porvenir de millones de personas.

«Aquellos cantos
provocan madrugadas:
Mujeres y hombres huyen de sí mismos
no saben dónde huir; los niños caen como semillas milagrosas
en tierras calcinadas».
Por Ucrania (pág. 19)

En esta sección del poemario, también se referencia a los verdaderos héroes, a todos esos personajes ocultos, desconocidos e invisibles que hacen que las cosas funciones, porque incluso fuera de un estado de excepción, al final es por pura perseverancia y obstinación de un buen grupo de personas, el que los propios países civilizados puedan funcionar. Estas personas se encuentran alejadas del centro de atención, que inexorablemente recae en incombustibles bufones con la boca siempre llena de palabras y promesas:

«Los héroes se resisten a danzar.
No viajan en primera clase
y privilegian sus recuerdos.
Duermen con el ceño sin fruncir,
andan a pie, con camisas arrugadas
y zapatos sin lustrar».
Orígenes (pág. 24)

O a la propia condición humana, adaptada al contexto social que presiona en favor del comportamiento socialmente aceptado, que requiere de un disfraz del individuo:

«Ahora uso traje, corbata, zapatos de un color
y salgo sin temor a desdoblarme.
Saludo a quien no debo
con la misma hipocresía que al fantasma del parque.
Me molesta no sentir remordimientos».
Mi tiempo se frotó los ojos (pág. 27)

En la segunda parte del poemario, «Una vez tuve una patria», el autor echa la mirada atrás, y observa desde la lejanía, ese intento de crear un sistema, de configurar un país que se desmoronó, un intento fallido que costó demasiadas tragedias, demasiados adioses y demasiados vaivenes. Y es quizá ese transcurrir de los años lo que le hace ver la distancia que hay entre el individuo y el país que lo vio nacer, observándola desde una perspectiva ligada al lugar, a las costumbres, y alejada de todo ideal político:

«Yo no la quiero roja,
ni amarilla, ni azul como los mares;
la quiero con sus santos, edificios y acuarelas,
la quiero en noches de tormentas;
verla fluir como la lluvia juguetona
como el verde clamor sobre la piedra».
Mi patria (pág. 40)

«¿Qué puede valer un emigrante,
un fantasma sediento
de su mar,
de su puerta
de sus noches?»
Renacido (pág. 41)

La tercera sección del poemario se titula «Filosóficas» y alberga once poemas en torno a su filosofía y a aquello que conoce con el paso de los años. La imbatible dificultad de lo que somos frente a lo que se espera de nosotros. Esa división de las personas, el yo en la soledad, el yo ante la sociedad, el yo dentro del esquema profesional… nuestros diferentes estatus, el discurrir de todas esas diferencias entre yoes divididos y fragmentarios que ocultan de forma inevitable la verdadera individualidad:

«A veces uno se abandona para ser el que no fue,
el que no pudo,
o el que pudo haber sido,
o el que se parte en dos,
como las tablas de Mileto,
en espera de raudos vendavales.
Pero todo cambia tonos y miradas,
la verdad se arremolina
y nos devuelve
la trágica canción de lo que somos».
Dividido (pág. 51)

También se reafirma en su vocación para la escritura, y compone un poema que desvela la imperfección de la palabra, porque la palabra reluce, pero a la vez, oculta. Es ambigua y subjetiva:

«El amor a la palabra tiene mi rostro.
Ellas, solo ellas, arrastran lo que soy
como pequeñas sectas
al conjunto de la noche».
«Nunca tendrán la perfección,
siempre vestidas de tinieblas».
Ah, de nuevo la palabra (pág. 52)

«Las palabras son raros enjambres
cuando canto:
Nada pierdo a cambio de incendiarlas».
Casi incendio (pág. 57)

Como el propio título ya anuncia, la sección «Animalia» hace referencia al reino animal, con todas sus consecuencias, desde lo más elemental e instintivo de los seres vivos, como es la propia alimentación (Cuádruple, pág. 63) hasta complejos temas como el comportamiento y las situaciones en contextos sociales:

«Los raros no tienen pelos en la lengua.
Saben apuntar y hacer diana cuando quieren.
Son gente complicada».
Gente (pág. 68)

En la quinta y última parte, «Cánticos de amor», aparecen poemas que buscan la exaltación de la belleza, la ternura y el afecto, donde también hay espacio para un tributo a Pablo Neruda:

«Dios no me hizo eterno
como el agua de tus ojos».
Piropear (pág. 73)

«El poeta solo intenta llegar
al fondo de tu ser.
Viviré en tu interior,
como en los viejos tiempos,
cuando un niño triste como yo nos mira».
Por Neruda (pág. 75)

«Eres la tragedia de un poema
que también es mío
porque existen poemas sin tu nombre».
Nombre (pág. 80)

A lo largo de todo el poemario hay referencias a la mitología grecorromana, desde el propio título, que alude a Saturno, Dios del tiempo, que Rubens y Goya pintaron en su vertiente más escalofriante (en pleno acto de devorar a sus hijos). Un tiempo del que todos somos dependientes en lo orgánico (nos devora), y esclavos en un contexto social en el que seríamos incapaces de una organización administrativa sin su contabilización. En los poemas, también se menciona a Prometeo, a Morfeo o al barquero Caronte, encargado de trasladar las almas al otro lado del río Estigia. En definitiva, «Saturno reina en todas partes» es un poemario poliédrico, inmerso en la actualidad, pero también en la experiencia del autor y en la tradición. El poemario de un autor cuya obra y vida han estado ligadas a la escritura, la escritura como vocación, como una de esas grandes virtudes de las que nos hablaba Natalia Ginzburg en su ensayo «Las pequeñas virtudes».

Luis Beiro Álvarez nació en La Habana en 1950 y emigró a la República Dominicana en 1990, donde reside desde entonces. Licenciado en Derecho por la Universidad de la Habana (1975), ha forjado una sólida trayectoria como periodista y autor, y cuenta con una prolífica producción que abarca narrativa, ensayo, poesía y crónica de cine. Desde hace más de veinte años es editor de cultura del periódico Listín Diario. Ha obtenido los premios Caonabo de Oro (2000) y Acroarte al Mérito Periodístico (2022). Otros poemarios del autor son: «El mundo que nos rodea» (1983), «Libro de Luis Ernesto» (1994), «Loco de azul» (2002) y «Jugar a Dios» (2013), entre otros.

 

Rubén J. Triguero (Sevilla, 1985) reside en Madrid desde 2012 y trabaja como programador informático. Ha publicado la colección de relatos Si sale cara (Boria ediciones, 2018) y ha participado en los proyectos: Versos al paso y Llévate un poema a casa.