No es precisamente descubrir el Mediterráneo decir que la pandemia favoreció la proliferación de numerosos encuentros, conferencias, mesas redondas, etc. virtuales gracias a la facilidad que proporcionan plataformas de videoconferencia y que, con la excusa de la imposibilidad de viajar durante el confinamiento mundial, ha llenado la red, y la nube, de vídeos prescindibles donde muchos escritores e intelectuales han asumido con cierta temeridad el desenmascararse del aura de cultura o agudeza que han supuesto estos vídeos. Jamás se hizo tan evidente lo inane de muchos autores, su incapacidad de enhebrar un discurso coherente o replicar una aportación inteligente. Por eso resulta doblemente interesante esta conferencia de Carlo Ginzburg, organizada por la Biblioteca Nacional de México el pasado mes de febrero, y que se tituló Repensar la lectura. Las bibliotecas en la era de internet, aunque nos hemos permitido modificar el título para subrayar la esencia de su aportación: la de una lectura lenta frente al apresurado ritmo que parece imponer internet y la rentabilidad de los recursos que pone a nuestra disposición. Magistral en el sentido cualitativo y no genérico del adjetivo, esta comunicación es de visión obligatoria para todo aquel interesado en la esencia misma de la lectura y la escritura como vehículo de comunicación, soporte de cultura y herramienta de pensamiento. Una joya.