Una conferencia leída en la Casa de América de Madrid el viernes 8 de noviembre de 2019, antes de la pandemia, dentro del 17º Curso de Desarrollo de Proyectos Cinematográficos Iberoamericanos que se celebra anualmente en Madrid gracias al programa Ibermedia se ha convertido ahora en libro de la mano de la editorial queretana Gris Tormenta, y viene acompañado de un prólogo de Julián Herbert. Aquí les dejamos una serie de reflexiones en torno a la lectura del libro de la mano del director de penúltiMa y también, tras estas, un enlace para que puedan leerla o verla en una plataforma de vídeo. Disfruten.
Más de una vez, en otros textos anteriores a este Fallar otra vez, Alan Pauls ha recordado ese pasaje de Le plaisir du texte donde Barthes condensa la condición del escritor: «Tout écrivain dira donc: fou ne puis, sain ne daigne, névrosé je suis.» (Todo escritor dirá pues: loco no puedo, sano no querría, es como neurótico que existo). En buena medida todo acercamiento a las temáticas de la escritura termina revelando que la condición del que escribe es un desarrollo más o menos mórbido, morboso incluso, de sus particulares neurosis. Pero, como bien apunta Pauls en este texto, todo eso se deja, prácticamente siempre, en el terreno de lo temático, mientras que en el de la forma, la construcción en sí de un discurso o la capacidad de amoldar dicha escritura a unos géneros ya establecidos, reconocibles por el público y por lo tanto exitosos, se sigue haciendo hincapié en la necesidad de corregir los textos hasta hacerlos encajar en los modelos consagrados, lo que permita no ya la circulación en sí del texto, sino incluso el reconocimiento y legitimación por parte del ámbito cultural, eufemismo que evita hablar de la camarilla devenida en tribunal censor.
Lo verdaderamente audaz de este texto, apenas treinta páginas de generosísima tipografía, precedidas por otras doce de Julián Herbert, ni siquiera cincuenta páginas de texto son necesarias para lograr un texto memorable —aquí lo dejo subrayado con la esperanza de que muchos editores se planteen, también, esa necesidad absurda de cierta extensión en los libros, el «hacer lomo» como se dice dentro de la profesión, que muchas veces termina por lastrar textos con añadidos innecesarios, en este caso ni siquiera han pensado que fuera necesaria la página legal, está desaparecida—, es el modo en que traslada esa idea de la neurosis, de los defectos que singularizan, y por lo tanto deben ser no solo eliminados sino cultivados, como terreno de verdadero desarrollo del yo creador también al terreno de la forma. La corrección no como acto cosmético donde se disimulan esas particularidades sino como retoque que las resalta, intensificar la práctica de eso que incomoda como modo de lograr algo más que una personalidad definida: un discurso exitoso por inigualable. Postular algo así en medio de un seminario de guion audiovisual —para perder la idea de que la industria del libro está encorsetada basta con acercarse a la del cine y la televisión, qué soplo de aire fresco suponen en comparación a la parrilla televisiva las novelas siempre iguales que pueblan las mesas de novedades— es una osadía mayor si cabe, y por eso Pauls desplaza, astuto, el centro gravitatorio de sus ejemplos al terreno de la escritura. Hace más patente así la condición escrituraria de toda producción cinemática, no solo en origen, sino en cada uno de los pasos de la producción, cosa que tiende a olvidarse cada vez más, y al tiempo enlaza las distintas posibilidades textuales por el hilo común del estilo, que no es como muchos puedan pensar elegir un tipo de letra u otro de los que ofrece el procesador de textos, sino la elección de una música, una cadencia, un modo de relacionarse con la cadena de palabra que terminan por construir una melodía en la que se mece el lector. Las correcciones enfermizas de Proust grabadas en sus manuscritos, las galeradas de Joyce modificadas con la recurrencia del que aplaza al infinito la impresión del libro o la tenaz obstinación, si se me permite la hipérbole de Beckett a la hora de perderse en sus libros, cada uno de los laberintos en busca de un sentido que encarnó su escritura, la de las novelas o el teatro, tanto da.
Por eso la apuesta final son esos dos autores, prolíficos e inagotables, que no corrigen, que en una perpetua huida hacia adelante desprecian esa convención burguesa del texto prístino para avanzar siempre adelante con obcecación encomiable: Aira y Knausgård. Podría, acaso, haber utilizado Pauls ese cliché del análisis al que recurrió Žižek para titular uno de sus libros: «Goza tu síntoma». Acaso, en un mundo tan uniformizado como este donde nos vamos adentrando la propuesta de Pauls no sea solo seductora, sino aterradoramente necesaria.
Dejamos aquí el vídeo que la Casa de América ofrece en su canal de Youtube y, también, el enlace a la web del programa Ibermedia donde se ofrece la transcripción completa de la conferencia.
Antonio Jiménez Morato (Madrid, 1976) es escritor, crítico y traductor. Su libro más reciente es NOLA (Jekyill & Jill, España y Festina, Ciudad de México, 2021). Además ha publicado la recopilación de ensayos sobre literatura latinoamericana contemporánea La piedra que se escribe, la novela Lima y limón, editada en cuatro países y en digital, y Mezclados y agitados, entre otros.
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