No es fácil ser un escritor novel e inexperto. Menos aún en un medio que, a falta de una verdadera industria libresca, casi naturalmente, tiende a mezquino y salvaje. Las preguntas y las dudas son muchas. Los peligros, también. Siguiendo el ejemplo de algunos de los escritores que admiro (Cortázar, Piglia, Monterroso, Bolaño, Onetti), empiezo mi colaboración con penúltiMa, a través de este decálogo para escritores principiantes.
  1. El primer consejo será ajeno. No podría expresarlo mejor que Augusto Monterroso. Intentarlo sería infructuoso y deshonesto. Mejor citarlo: “Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando, no, también. Escribe siempre.”
  2. El escritor no es solo un demiurgo. Es, ante todo, un intérprete. Es erróneo pensar que entre escritor y personaje hay una relación de subordinación del segundo hacia el primero. Toda ficción es un diálogo entre autor, lector y personaje. El escritor verdadero sabe escuchar a sus personajes y acepta su destino no importa cuán triste o cruel sea. No hacerlo equivale a una traición.
  3. Los epígrafes no son un trampolín de lucimiento personal. El epígrafe anuncia el espíritu del libro con palabras ajenas y cómplices. Evita poner más de uno por novela (o, de ser indispensable, limítate a uno por capítulo). No tomes al lector por tonto ni lo apantalles con tu sabiduría desde el inicio. Recuerda: el lector siempre tiene la última palabra.
  4. Nunca le cargues los libros a nadie. Nunca hables bien de algo que te parece de mala calidad pensando en los beneficios que puedes conseguir de su autor. No hipoteques tu credibilidad. Rechaza con vehemencia los mecanismos más indignos de la política en el arte.
  5. No sigas las modas editoriales ni le creas a los críticos posmodernos. La literatura, tal como la conocemos, es un animal en peligro de extinción en los pasillos universitarios. Siempre da la contra con estilo y desfachatez. Lee a Nicanor Parra.
    Lee a César Vallejo.
  6. El éxito no debe ser nunca el objetivo del escritor. El exitismo no tiene nada que ver con el arte de la escritura. El respeto de tus pares se consigue en la cancha, jugando a tu estilo y siendo absolutamente respetuoso con tu filosofía de juego: solo hacen falta tus palabras y tu corazón. Ganar en mesa es siempre cobarde. Un escritor puede ser cualquier cosa pero nunca un cobarde.
  7. Nunca respondas públicamente a las críticas, así sean pura mala leche. Es inelegante y contraproducente. La literatura es un sacrificio. Dedícate a escribir. No pierdas tu tiempo defendiendo tu libro. Si es bueno, se defenderá solo. Ningún infame, por más empeñoso que sea, podrá echarse abajo esa profunda verdad.
  8. Un editor que remarca constantemente tu genialidad y te pide dinero para publicarte enseguida, no es un editor es un estafador. Por lo general, desconfía si son escritores que viven haciendo talleres y ofreciendo servicios editoriales. No es muy difícil darse cuenta: observa el menesteroso catálogo de su editorial, fíjate cuánto te insiste para que publiques en él, sopesa con mucho cuidado sus elogios e hipérboles. Un editor que te cobra y luego no te paga las regalías ni te responde el teléfono, además de estafador, es un delincuente.
  9. Respeta tu bibliografía. Trátala con delicadeza. Solo los genios pueden darse el lujo de ser prolíficos. Publicar por publicar es la manera más efectiva y dolorosa de marchitar tu carrera. Escucha siempre pero nunca a todos. Sé humilde pero valiente.
  10. El último consejo será ajeno. No podría expresarlo mejor que Juan Carlos Onetti. Intentarlo sería infructuoso y deshonesto. Mejor citarlo: “Mientan siempre.”
Diego Trelles Paz

Diego Trelles Paz (Lima, 1977).  Publicó las novelas El círculo de los escritores asesinos  (2005) y Bioy (Barcelona, 2012) que ganó el Premio Francisco Casavella de la editorial Destino y fue finalista del Premio Rómulo Gallegos 2013. Su más reciente libro es de cuentos Adormecer a los felices (Madrid, 2015). Su antología de nueva narrativa latinoamericana, El futuro no es nuestro (2009), ha sido publicada en 8 países (Argentina, Bolivia, Chile, México, Panamá, Hungría, Estados Unidos y Perú) y en 2012 formó parte del proyecto ‘El libro que no puede esperar’ una campaña publicitaria a favor de la lectura que se llevó dos León de Oro en el Festival Internacional de Cannes en Francia. Su última novela se titula La procesión infinita y aparecerá en España. Actualmente reside en París.

Todo texto es un Palimpsesto, pero más todavía los que versan sobre otras producciones culturales. Haciendo un leve homenaje a Genette, en Palimpsestos se recogerán los textos críticos. En penúltiMa la crítica es meditación y diálogo. Los textos que pasan a entretejerse con aquellos de los que hablan.