Originalmente publicado en la antología La Banda de los Corazones Sucios, este cuento fue escrito a solicitud de Salvador Raggio, que propuso a una serie de autores a pensar el tema de la maldad en su estado puro y de permanencia, pero tomando como referente un personaje que ya existiera. Javier Payeras se decidió por Miguel Cara de Ángel de la novela El Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias. Lo único que hizo fue alterar algunas circunstancias, la época “y uno o dos nombres propios” para apropiarse del personaje. Ahora volvemos a poner en circulación a través de penúltiMa este cuento a solicitud de su autor.
(1) Sabor del subdesarrollo
Una bolsa rota por todos sus extremos, flotante entre aguas negras que terminan de condensarse en un charco. Un charco próximo a cualquier alcantarilla, uno de tantos desagües que amanecieron atascados con otras bolsas, con rastros de propaganda, latas de gaseosas y botellas de cerveza.
Dos días de lluvia y el mundo se termina. Este mundo se termina. Subtropical amargo de calor ancho. Ancho por el sol mandarina que hoy permanece oculto. El mes de mayo ahora amenaza con un huracán. El viento opone su fuerza. La maldita condición de ser un istmo por todos lados. Un centro de tierra flanqueado por mar. Una isla pegada a otra isla que no tiene esquinas, sólo bordes. Una carretera con montañas, lagos, casuchas, aves migratorias, gente, bancos, supermercados y miseria en medio de la nada. La nada asfaltada entre dos orillas. La carretera y los océanos. Pero hoy cae una lluvia muy fina. Viene un huracán.
Una marginal se ve así. Pequeña ciudad deshecha dentro de una ciudad pequeña. Desde el puente del anillo periférico se ven los techos de zinc, láminas con cachivaches encima para que el peso del viento no se las lleve. Construcciones sin terminar. Cemento, block, arena, todo arrinconado en las orillas de los caminitos, muchos caminitos, muchas personitas: hormigas inquietas entre las láminas. Del puente del periférico los carros arrojan basura, todo cae encima de las casas, todo lo que no sirve se libera desde la orilla del puente. El puente es el trampolín para otra vida, seis suicidios por mes. Los cuerpos se basan en su peso para caer sobre las láminas. En Santiago del Istmo nadie es original ni siquiera para matarse. Papel periódico. Encabezados de primeras planas de días pasados. Marchas en la Ciudad Santiago. Noticias que no llegaron nunca al Asentamiento “El Puente”, esa ciudad debajo de la ciudad.
Pero la llovizna menuda no termina, hoy es una modalidad en gotas de alfiler que revientan en el piso y que cicatrizan. Invierno en el istmo, un verano con fugas. Tan verano que sucede sólo por un par de horas, ocasionalmente. El sopor caliente siempre viene luego y todo se evapora. Baño sauna que derrite cualquier cosa. Pero el agua lleva una semana sin cesar. Las casas se resbalan por los barrancos. Los cerros se caen sobre las casas. El lodo hace murallas en las carreteras. Entonces se borran pequeñas ciudades. Y se va la luz. Y viene el estado de emergencia por clima. Alerta roja: personitas dentro de iglesias; personitas dentro de escuelas; personitas dentro de salones comunales; bolsas con víveres para las personitas; frazadas nuevas para las personitas; ropa usada y juguetes viejos para las personitas. ¿De dónde salen tantas personitas?, se caen de todos lados, se ahogan en el lodo, se van en la corriente, llenos de suciedad.
Desde el puente del periférico cae la basura de las recientes protestas en Santiago[1].
(2) MÉNDEZ
Sobregiros. Aspa tras aspa un helicóptero sobrevuela la ciudad de Santiago del Istmo. Estado de sitio. La gente está dentro de sus casas y en la garganta de los barrios algunos niños juegan fútbol en las aceras. Soldados patrullan junto a policías. Nadie presta atención al alboroto. Tercer día de enfrentamientos frente al Palacio de Gobierno.
Columnas de campesinos cargando niños y pancartas, pancartas que llevan niños y niños que son pancartas. Los manifestantes a favor del gobierno volvieron en los mismos buses que los trajeron desde aldeas muy remotas y en la Plaza Central de Santiago ya no queda un alma, no queda un arma, no queda nada de nada. Sólo indigentes, por docenas, indigentes que reptan sobre las gradas, husmeando los platos de duroport con las sobras de la comida que les entregaron a los manifestantes. Los indigentes se pelean con los perros los huesos del pollo frito.
Nadie recogió la basura. A las cuatro de la tarde la manifestación se terminó y no queda nadie, ni una sola consigna ni un baño portátil atascado ni una sola gorra ni camiseta ni calcomanía ni piñata ni banderita plástica. Algunos balazos, algunos manifestantes borrachos ya están presos. Algunos líderes de la Universidad Nacional pintarrajearon edificios y paredes, pero nada más.
Al otro extremo de la ciudad, en las zonas residenciales, la gente mira en CNN las imágenes de los disturbios tras un nuevo intento de golpe de estado. Escenas donde una multitud vestida de negro marcha hacia el Congreso de la República para pedir la renuncia y captura inmediata de Napoleón Méndez, Presidente de la República de Santiago del Istmo y líder del Partido de Renovación Popular, por el asesinato de Edmundo Canales, líder del Partido Liberal de Avanzada[2]. “Indignación y Pueblo”, son palabras que revuelcan por todos lados. “Pueblo e indignación” dicen otros. Todo es un asunto del orden en las palabras. Un asunto de sintaxis. Lógica de unos y acciones de otros. Pueblo, Pueblo, Pueblo, Pueblo, Pueblo, Pueblo, Pueblo, Pueblo, Pueblo, Pueblo, Pueblo, Pueblo, Pueblo, Pueblo, Pueblo, Pueblo, Pueblo, Pueblo, Pueblo, Pueblo, Pueblo, Pueblo, Pueblo, Pueblo, e indignación. Roderico Cabeza, director editorial de uno de los diarios más influyentes, dice:
(…) Méndez debe regresar a su aldea y sembrar mandarina como lo hacen todos los campesinos y como él alguna vez lo hizo, para que no venga con ínfulas de dictador a querer imponernos su resentimiento. El futuro de nuestros hijos, de nuestras familias y de nuestros campesinos está en manos de un grupo de populistas corruptos. Es hora que los istmeños demos una lección de lo que es el poder ciudadano. Nuestro pueblo, hoy más que nunca, debe estar unido contra un enemigo común, estos sinvergüenzas que quieren enriquecerse con el dinero de quienes damos trabajo a los istmeños.
Suma total de personas que visten de negro para las manifestaciones:
Universidad Católica,
Universidad Evangélica,
Gremial de Empresarios,
Partido Liberal de Avanzada,
Renovación Social,
Juventud Pro-constitución,
Movimiento “Izquierda en transición”,
Colegios de abogados, médicos, ingenieros y economistas,
Alianza Cristiana,
Asociación de Periodistas,
Colegio Francés-Americano,
Columnistas Independientes,
Asociación de artistas e intelectuales (Asari)
Canales 2, 6, 8 y 12
Periódicos: El Tiempo, La Razón y el programa televisivo “Sentido Común”[3]
A 50 kilómetros de la Ciudad de Santiago y resguardados por la Guardia Presidencial, se encuentra Napoleón Méndez junto a sus más allegados: Eusebio Lima, alias el Auditor, Ministro de Gobernación[4]; el General Vinicio Vargas, Ministro de la Defensa: Arturo Santos, Ministro de Agricultura; Garzó Heissman, Ministro de Economía[5] y Miguel Gambrino Salvanese, Asesor de la Presidencia. Dentro del salón los invitados observan las noticias nacionales en una enorme pantalla plasma, mientras conversan, comen y beben. La presentadora de noticias en TV Santiago -canal de gobierno-:
“un triunfo histórico del pueblo y de la legalidad: la justicia ahora está en manos de los más pobres”, dice atravesando con la mirada sus delgados lentes de carey.
Los funcionarios aplauden y hacen chistes: señoras “bien” arrojándoles monedas a los campesinos y los campesinos corriéndolas con palos hasta sus camionetas polarizadas; niñas rubias, rojas por el sol, apenas descubriendo la Plaza Central mientras son empapadas por mangueras antidisturbios. El chiste de la noche es la señora que, acompañada por su sirvienta, golpeó en la cabeza a un policía de antimotines. La mujer es la madre de Gambrino, el Asesor de la Presidencia.
Miguel no se ríe ni les responde. Le piden su opinión y su rostro permanece serio, sombrío, pegado al marco de la puerta corrediza que da a la piscina. Siente el frío del vaso con agua mineral que sostiene en la mano derecha. Disimula una sonrisa y se apaga; los observa a todos y luego dirige su mirada hacia las ventanas, donde un grupo de soldados se pasean entre los vehículos parqueados. Chequea constantemente su teléfono revisando e-mails y camina de un lado a otro o se detiene a hablar con doña Verónica, Primera Dama de la Nación, que de inmediato lo abraza y le ofrece algo de comer. Miguel se siente muy inquieto, no cree, desconfía. Poco a poco el grupo de funcionarios comienza a emborracharse; las sirvientas de la casa se vuelven locas llevando y trayendo comida a la sala. Abunda el whisky, etiquetas de todos colores van y vienen en las charolas; Miguel odia el whisky y le repugna ver cómo los invitados beben botella tras botella. Se refugia en una salita con chimenea, una chimenea en un país donde el calor no deja ni dormir, allí permanece rodeado por los retratos de la hija de Méndez, fotos de una niña jugando en el parque, fotos sentimentales donde su padre la carga frente alguna iglesia, junto a algún gobernador departamental, durante algún mitin… luego el retrato de una muchacha morena, delgada, de pelo castaño y ojos grandes; actualmente ella estudia en Tampa, Florida, una licenciatura en negocios.
(3) CARA DE ÁNGEL
: tez de dorado mármol, cabello rubio y boca pequeña. De gris, cara cubierta, bufanda negra. Forma de ángel. Simula y piensa. Simula cuando piensa. No deja de pensar.
El Señor Presidente: moreno de cejas caídas sobre sus párpados, boca en pendiente hacia abajo cubierta por un bigote espeso y cano, orejas grandes. Saco inglés de color azul cubriendo una modesta barriga, camisa blanca, corbata amarilla a rayas, reloj Mont Blanc en la mano izquierda.
Fuera de cámaras Miguel vigila cada una de las palabras que surgen del telepromter. Subrayado: El caso de Canales ha sido resuelto. El día de hoy el FBI nos envió copia de su informe. Las acciones ilícitas del candidato fundador y líder del Partido Liberal de Avanzada han sido descubiertas: Edmundo Canales recibió dinero de carteles mexicanos para sostener su campaña electoral y salvar sus negocios de la crisis económica. Su asesinato fue un ajuste de cuentas entre narcotraficantes. Las pruebas están en manos del Ministro de Gobernación. No vamos a negociar con corruptos enemigos del Pueblo y dueños de los medios de “desinformación”. Países amigos están dando su apoyo a mi gobierno. Como presidente electo exijo que estos grupos desestabilizadores financiados y manipulados por la cúpula empresarial más reaccionaria de América Latina desistan con su intento de echar mi gobierno abajo. El pueblo no se los va a permitir, señores, ni el ejército, ni los empresarios honestos y progresistas de este país. De la mano del pueblo y Dios sacaré a todos los mercenarios y ladrones de Santiago del Istmo.
Se cierra la transmisión. Dos asistentes le llevan un vaso de whisky al Señor Presidente, que sudoroso lo bebe casi sin respirar. Se dirige a Miguel:
—¿Cómo lo viste?
—Si me permite, creo que podemos trabajar un poco más con el resultado de la investigación; además, varios de los financistas de la campaña de Canales, al enterarse de todo, decidieron retirarse de PLA y apoyar su reelección, creo que va en camino de consolidarse como el mayor líder en la historia del Istmo y de la región, señor, responde Miguel.
—Quiero una reunión con los empresarios que decís, otra con el cuerpo diplomático. Viste, si sacas la pistola antes, nadie te chinga. Pasado mañana te vas a Washington, me están pidiendo informes; ya sabés, esas chingaderas. Vas a estar en un grupito de análisis. Después me contás. (Méndez observa cómo Miguel se cierra con disimulo los botones del saco.)
—¿Ya sabés cómo te pusieron los muchachos de la Guardia?
—No, señor -contesta Miguel sin mucho entusiasmo.
—Cara de Ángel. Pero de ángel caído les digo yo. Sos bonito y cabrón como el mismísimo Satanás… ¿verdad? ¿O me equivoco? A mí me da risa nomás.
Miguel hace una mueca de sonrisa. Ve a los guardaespaldas y baja tímidamente la mirada.
(4) EL NOMBRE EXACTO DEL COLOR MANDARINA
El nombre exacto del color mandarina. La cubierta plástica del documento es color mandarina; pero Miguel no acierta en saber cuál es el tono exacto.
Informe. Brillo de palabrería: libertad de expresión, transparencia en el proceso democrático, respeto a los derechos humanos. Una semana en el paredón de fusilamiento de la corrección política.
El cuadro mandarina descansa en horizontal sobre la mesa de ébano. El Señor Presidente atiende por celular una llamada interminable mientras observa el logo de manzana en la computadora portátil de Miguel.
Méndez corta repentinamente la llamada. Respira con enojo, profundamente, y luego se acomoda en la silla del escritorio. Fija su vista en el documento.
—¿Y esto?- pregunta Méndez mientras se pasa la mano por la cabeza.
—Es mi informe acerca de los puntos que debemos resolver para mantener el respaldo del gobierno de Estados Unidos.
—Y… ¿en qué quedamos?
—Bien… debemos mostrar más apertura en algunos temas; todo está subrayado en el último apartado del texto, señor.
El Señor Presidente empuja el fólder hacia un extremo del escritorio.
—No tengo tiempo para leer. Estoy encabronado. La gira por provincias empieza mañana y ahora quiero que vengás conmigo. Voy a hablarles a mis alcaldes, otra vez con los líos de la adjudicación presupuestaria. ¿Qué chingados quieren? Los ricos no quieren dar plata. Ni modo. Hay que hablar de expropiación. Hay que amenazarlos, ni bien sale la palabrita y se asustan. Estos alcalditos creen que me van a manejar la bicicleta, que me van a amedrentar. Yo ya estoy hasta aquí, mirá (se cruza la frente con la mano), de estar oyéndolos. Si me dejo, me traen a sus campesinitos a pararse frente al Palacio junto con sus mocosos y con sus viejas. Ya ni la acaban de joder. Según ellos el triunfo sobre las protestas golpistas fue suyo. Ahora creen que me van a chantajear trayéndome a sus acarreados para vendérselos a los riquillos, la oposición necesita de pobres y estos se los están ofreciendo. ¿Sabés quién les pagó la última movilización?
—No, Señor Presidente –Miguel observa el informe mandarina abandonado en la esquina del escritorio.
—Mi propia bancada. El hijueputa de Morales. Ese maldito antes de que fuera alguien en el PRP andaba de lameculos de los militares, denunciando sindicalistas y estudiantes. Ahora quiere morderle la mano al amo. ¿Podés creer que anda pidiendo tierras con los campesinos? Me salió más cabrón que bonito ese infeliz. Y Heissman, de ese me debo tener más cuidado, anda con los narcos del PLA y estoy seguro que fue él quien armó todo el asunto de Canales. El problema es que si lo saco, todos esos blanquitos vienen y me chingan. Miguel, me estoy refiriendo a otros blanquitos, no a vos, que quede claro.
—Lo sé, Señor Presidente, y si me permite un consejo a propósito de esto, ¿no sería oportuno acercarse un poco más a las organizaciones estudiantiles de la clase media? Digo… ampliar nuestras bases, fortalecer nuestro vínculo con las organizaciones que se quedaron sin dirección luego de que controlamos la crisis del Caso Canales. Si me permite, creo que sería muy acertado acercarnos a las organizaciones estudiantiles dentro de las universidades privadas, buscar apoyo en la clase media. Creo que no debemos descuidar sectores que, de un momento a otro, podrían iniciar otro conflicto. Como pudo darse cuenta, según los datos proporcionados por la secretaría de inteligencia, ya existía un plan para matar a Canales por parte del PLA, para luego inculparlo a usted. Ahora no estoy seguro si fueron ellos o Heissman. La verdad eso me tiene con dudas. Es necesario usar las herramientas que usa la oposición, pero contra ellos: Internet, ya sabe, correos masivos, Facebook, todo eso.
—¿Féisbuc? ¿Qué son esas mierditas, Miguel?, no me vengás con babosadas; esas son rutas de la derecha para poner más pendejos a los jóvenes que de por sí son pendejos. Estás igual que mi hija, metida en un montón de chingaderas de ese tipo. Los mocosos de ahora sólo hablan de eso. A mí no me interesan esa bola de cursis. A mí me interesa el pueblo. La gente que trabaja y no tiene “imeil”. Vos lo sabés bien, Miguel, a mí me pusieron los más jodidos y a los jodidos les respondo. Aquí la gente no tiene agua ni luz eléctrica, no tiene ni qué tragar ¿Lo sabés o no?
—Sí, Señor Presidente. Lo sé. Sí.
(5) Reflejo en el refrigerador
Miguel abre la puerta del refrigerador y saca una botella de San Pellegrino, por un momento se pierde viendo su reflejo en la puerta cromada. La transparencia de su semblante. Una condensación cetrina le hace brotar ojeras como agujeros alrededor de los ojos. Demasiados días de escritorio. Documentos que firmar y analizar. Temas por demás absurdos. Exigentes condicionantes para acceder a jugosos préstamos internacionales. Sobre el plano de su mesa transparente, una cantidad de informes por leer y casi nada de tiempo.
Miguel Cara de Ángel[6] recorre el vacío de su apartamento, el aire acondicionado está en el punto exacto para llevar puesto un suéter. Afuera hace una temperatura de 39 grados aun siendo de noche. Miguel extraña las nevadas en Allston. Recurre a los correos electrónicos de los compañeros de su DBA. En este momento estarán en Nueva York, trabajando para corporaciones enormes. La gran caza por el dinero. Entonces piensa en su suerte. El dinero está donde sea, incluso en un ridículo país latinoamericano, incluso revisando papeles y administrando la crisis en un lugar del planeta que la mayor parte de sus compañeros en Harvard ni siquiera imaginan dónde está. Se deprime al saber que para él ya no existen relaciones. Lo detestan sus amigos de infancia. Su padre no le habla, mucho menos su madre. Se siente enfermo. Hastiado del Señor Presidente. Harto de Santiago del Istmo. Harto de todos. Toma el teléfono.
Miguel se queda esperando, al otro lado de la línea, que Heissman salga del salón de reuniones; sus pasos golpean el piso de duela. Sostiene su celular con el hombro, abre las cortinas, la ciudad, las luces de Ciudad Santiago. La voz de Heissman al otro lado de la línea se oye agitada:
—Decime, ¿mordió la mandarina?
Miguel se queda pensando.
—Es cuestión de tiempo.
[1] Crisis
Miles de istmeños iniciaron sus protestas desde el 30 de abril marchando por las calles de Santiago y exigiendo la renuncia del presidente Napoleón Méndez, acusándolo de ordenar el asesinato de Edmundo Canales en miras de su inminente triunfo en las próximas elecciones. Los manifestantes, vestidos con prendas negras en señal de luto, se reunieron frente al Palacio de Gobierno donde se enfrentaron a golpes con la multitudinaria concentración de campesinos y de personas de bajos recursos económicos que daban su apoyo al mandatario.
[2] Radiografía del asesinato de Edmundo Canales
22 de abril 2009 9:15 PM.:
El candidato a la Presidencia por el Partido Liberal de Avanzada (PLA) de Santiago del Istmo es interceptado por dos carros blindados, minutos después de que otro grupo de sicarios armados con fusiles AK-47 dispararan contra el cuerpo de seguridad que acompañaba la caravana. El primer ataque deja como saldo 6 muertos.
9:49 PM.:
Canales y dos de los guardaespaldas que viajaban con él dentro del vehículo son secuestrados y trasladados en la misma camioneta hacia un terreno baldío a 46 Km de Ciudad Santiago. Según informe del GPS.
23 de abril entre 2 y 2:30 AM.:
Los atacantes desmantelan la camioneta BMW propiedad del Partido Liberal de Avanzada, luego retienen y torturan al candidato y a sus guardaespaldas. Los llevan a la orilla de un basurero y les disparan en la cabeza.
24 de abril (cerca al medio día)
Los cadáveres de Edmundo Canales, Feliciano Galicia y Áxel García son hallados por trabajadores de la finca La Hojarasca, en la aldea El Mosco. Los cuerpos tienen el tiro de gracia, están con las manos atadas y tirados a diez metros de la camioneta BMW que fue quemada en su totalidad.
[3] Acusaciones
Según las versiones de los familiares de Edmundo Canales, la comitiva volvía de una actividad proselitista en la costa atlántica de Santiago del Istmo. El candidato decidió adelantarse al resto de su equipo de campaña.
El día 21 de abril, Napoleón Méndez, Presidente de Santiago del Istmo, en su programa Aquí Presidente, transmitido en TV Santiago (canal oficial de televisión) había acusado a Canales de mantener vínculos directos con un poderoso cartel de narcotraficantes del sur de México y un consorcio de abogados y empresarios istmeños llamado “El Clave”. En el mensaje Méndez declara que posee pruebas que involucran a Canales con el lavado de dinero a través de bancos y medios de comunicación; así como de ser el primero en una larga lista de evasores fiscales. El candidato opositor era accionista mayoritario de cuatro canales de televisión abierta y de los periódicos El Tiempo y La Razón.
Un día después de que los cadáveres fueron encontrados, la organización del Partido Liberal de Avanzada (PLA) se pronunció en un campo pagado acusando a Méndez de ser el autor del asesinato: “No vamos a permitir que estos ladrones comunistas quieran deshonrarnos impunemente y se perpetúen en el poder”, declararon.
[4] La investigación
El día 2 de mayo el Ministro de Gobernación Eusebio Lima (conocido también como “El Auditor”) anuncia la captura de cuatro policías. Los detenidos son oficiales de la División Anti-narcóticos: Arnoldo Lara, de 28 años; Marino Garza, de 34 años, Eustaquio Arriaga, de 28 años, y el jefe de la sección contra el Crimen Organizado, José María Barrios, de 39 años. Según el Ministro Lima, los agentes capturados pertenecen a una red del crimen organizado que funciona dentro de la Policía Nacional. Dicha red se dedica a “tumbar” droga, a secuestrar y a extorsionar a narcotraficantes que pasan por el territorio istmeño.
Según relataron los policías detenidos, el candidato y sus guardaespaldas fueron llevados previamente a un terreno baldío ubicado en el kilómetro 46 en la aldea “El Mosco”, donde fueron torturados durante más de dos horas, posteriormente a que la camioneta fuera revisada y destruida.
Uno de los cuatro policías capturados, Eustaquio Lara, admitió haber sido contratado por un cartel de narcotraficantes del Sur de México y en sus declaraciones indicó que a ellos les dieron información acerca de un vehículo BMW custodiado por una camioneta Land Rover con hombres fuertemente armados. Las instrucciones fueron interceptar el auto y robar un cargamento valorado en 9 millones de dólares, los cuales podrían hallarse en sustancias ilícitas o en efectivo. El mismo acusado dijo ante el juez que preferiría suicidarse antes de revelar el nombre del grupo de empresarios con que está vinculado dicho cartel en Santiago del Istmo.
[5] La cárcel de alta seguridad
En la tarde del 9 de mayo, los cuatro policías trasladados a una cárcel de alta seguridad ubicada a 79 kilómetros de Ciudad de Santiago, son asesinados unas horas antes de que fueran sometidos a una prueba de polígrafo por parte de miembros del FBI.
Según testigos, a las 12:30 horas un comando fuertemente armado y vestido de civil ingresa violentamente a las instalaciones, saca a los ex policías al patio de la penitenciaría donde, aproximadamente 20 minutos después, son asesinados.
Según el Ministro Lima: la reyerta se originó en el interior del centro penal, provocada por los mismos reclusos pertenecientes a distintas pandillas. Tres de los acusados fueron asesinados a tiros, mientras que Eustaquio Lara fue degollado dentro de su celda. Horas después un grupo de pandilleros, con la cara tapada, aseguraron a los medios de comunicación que habían cometido el asesinato para que no metieran más policías en su territorio. Sin embargo, otro grupo de reclusos se desvinculó del ataque al afirmar que fue un comando armado el que cometió el crimen.
[6] Miguel Gambrino Salvanese (Valencia, 15 de agosto 1974) Político y economista istmeño, miembro del Partido Renovador Popular (PRP). Secretario Presidencial del gobierno de Napoleón Méndez Rojas y actual asesor del gobierno de Garzó Heissman.
Biografía
Miguel Gambrino –conocido por el sobrenombre de Miguel Cara de Ángel– nació en la ciudad de Valencia, España, hijo del empresario español Miguel Gambrino Palau y María Salvanese, istmeña de origen italiano. A finales de la década del ochenta él y su padre sobrevivieron a un ataque armado mientras viajaban en su vehículo; atentado que luego se atribuiría el Frente Revolucionario 4 de Septiembre; al llegar a la mayoría de edad Gambrino optó por la doble nacionalidad, tomando la española y la istmeña.
En el año 1996 obtuvo su DBA en la Universidad de Harvard, Estados Unidos.
Carrera política
Gambrino ocupó su primer cargo en el año 2000, cuando formó parte del equipo de asesores del entonces presidente del congreso Napoleón Méndez, para luego asumir la jefatura del equipo de campaña del PRP que consiguió una victoria sin precedentes sobre Edmundo Canales, candidato a la presidencia por el Partido Liberal de Avanzada (PLA) en el año 2006. En mayo de 2009, Gambrino jugó un papel fundamental en el restablecimiento del orden luego del levantamiento golpista contra Méndez después de que Canales fuera asesinado junto a sus guardaespaldas en un terreno baldío a las afueras de la ciudad de Santiago del Istmo. El atentado generó protestas y acusaciones contra Méndez y su partido por parte del sector empresarial organizado y la oposición. Un año más tarde, Gambrino, Garzó Haissman y Eusebio Lima (conocido también como El Auditor) renunciaron a sus cargos para apoyar abiertamente a la oposición ante la derogación de la ley que impedía la reelección de Napoleón Méndez como Jefe de Estado por tiempo indefinido. Napoleón Méndez fue asesinado a tiros por su Guardia Presidencial en los pasillos del Palacio de Gobierno. Heissman, Gambrino y Lima asumieron la junta de gobierno.
Actualmente, Gambrino Salvanese Cara de Ángel se desempeña como asesor específico del gobierno de Heissman en temas económicos y políticos, así como de consultor para otros gobiernos latinoamericanos.

Ya sea como narrador o poeta, la obra de Javier Payeras (Ciudad de Guatemala, 1974) es un referente de la literatura centroamericana. Sobre todo por ser una figura central de la Generación guatemalteca de la posguerra, que reflejó las consecuencias del conflicto armado que asoló el país durante décadas. Su obra se extiende por diversos géneros: poesía, narrativa, dramaturgia e, incluso, libros objetos y performance poéticas.
exactamente un individuo,
por Rubén J. Triguero
nueva columna de Martín Cerda
adelanto del nuevo libro de
Javier Payeras
Antología de cosas pasajeras
por Javier Payeras
de Henry David Thoreau,
leído por Rubén J. Triguero