En 1968, Kenneth Koch comienza a impartir clases de poesía en una escuela primaria de Nueva York con el objetivo de acercar a los niños a la escritura y estimular una creatividad que, desde su punto de vista, estaba siendo menospreciada por los adultos. Tanto los alumnos como los docentes concebían la poesía como un registro exigente reservado a unos pocos, y al que los niños solo podían acceder a través de un domesticado sustituto hecho de rimas sencillas y versos sobre mascotas o el paso de las estaciones. Koch desembarca en las aulas con una batería de propuestas destinadas no solo a avivar, desde lo lúdico, la imaginación infantil y el deseo de experimentar con el lenguaje, sino también a despertar el disfrute de la lectura; y en poco tiempo desata una revolución en la enseñanza que lo conduce a llevar su inusual método a escuelas de todo Estados Unidos y diversos países más, donde los alumnos celebran con entusiasmo la llegada del profesor que sabe tratarlos como los poetas que pueden ser. En los años setenta, Koch vuelca esta experiencia y los maravillosos resultados que obtiene en las clases en los libros Wishes, Lies and Dreams y Rose, Where Did You Get That Red. Inéditos en castellano, los reunimos ahora en único volumen que contiene, además, introducciones y epílogos de las diferentes ediciones y un prólogo de Ron Padgett. Con sus técnicas y ejercicios, sus sugerencias para ejecutarlos, y su corpus de poemas para enseñar en clase, Una hormiga es el principio de un nuevo universo sienta las bases para trabajar durante la infancia la escritura, pero también la lectura desde una perspectiva crítica y creativa, echando por tierra las distinciones entre una poesía para adultos y aquellas previsibles fórmulas literarias que se les suelen ofrecer a los niños. La obra de Koch, sin embargo, tiene un alcance que va más allá de su inmenso valor pedagógico, y pieza a pieza lo que se va tramando en estas páginas es un modo de entender y practicar la poesía; un ars poetica donde asoman el sentido del humor, el rechazo de la pedantería y esa fina ironía que caracteriza a la que es una de las voces más brillantes de la Escuela de Nueva York.
Ahora, la editorial Kriller71 brinda a los lectores este libro, en una versión en castellano fruto de la colaboración entre Claudia González Caparrós y Aníbal Cristobo, con la esperanza de que genere el mismo terremoto que supuso su publicación original en Estados Unidos. Buena cuenta de ello son las palabras que John Gardner, uno de los referentes de la docencia de la escritura, dejó por escrito en el New York Times: «Lo que tenemos ahora falla casi invariablemente; el método de Koch funcionará para todo el mundo (…) Sus dos libros podrían —deberían— ser el comienzo de una gran revolución. Los insto a que los compren, los distribuyan, ejerzan su influencia en las escuelas. Ayudaremos así a acabar con el tipo de poesía que los niños normalmente se ven obligados a leer y escribir…». No fue el único que remarcó la importancia de la aparición de este libro. Webster Schott escribió en el Washington Post que «Koch está llevando a cabo un acto extraordinario de educación»; y Allen Wiggins, en el Cleveland Plain Dealer, dejó dicho que «Ojalá todos los maestros de primaria salieran corriendo a leer Wishes, Lies, and Dreams de Kenneth Koch. Si muchos de ellos tomaran en serio los consejos de Koch, tendríamos al menos una revolución poética, sin mencionar la posibilidad de que muchos niños comenzaran a pasárselo bien en la escuela». Ya en España, un referente dentro de la valoración lírica como Jordi Doce, que prologó Perros ladrando en la nieve, afirmó: «Los grandes molinos que Koch ataca sin tregua, aparte de la pedantería solemne que mencioné antes, son la creación poética convertida en “carrera literaria” y el énfasis en la dificultad y la maestría técnica como fines que justifican toda escritura. Lo peor, a su juicio, es que un poema sea aburrido, o anodino, o que desprenda un tufo de experimento de laboratorio solo valido para engrosar currículos universitarios.» Es para penúltiMa un orgullo poder ofrecer un adelanto del libro para nuestros inquietos lectores y, además, ofrecer un enlace a la web de la editorial donde poder realizar la compra del libro que pueden recibir en casa para mayor comodidad.
Enlace a la web: UNA HORMIGA ES EL PRINCIPIO DE UN NUEVO UNIVERSO (LEER Y ESCRIBIR POESÍA CON NIÑOS Y NIÑAS) – Kriller71 Ediciones
De la sección “Colaboraciones en clase”
“Adiós, señor Koch” fue una colaboración oral que Ron Padgett ideó con los alumnos de quinto cuando dejé la escuela para irme a Europa el año pasado. Les pidió a los niños que dijeran varios lugares de Europa y lo que querían que yo hiciera en ellos. En colaboraciones orales con toda la clase, se puede pedir a los niños que digan sus versos por orden o que levanten la mano. Me pareció que algunos niños tenían tendencia a dominar este tipo de composiciones: es difícil resistirse porque sus ideas suelen ser buenas, pero siempre intento conseguir la participación de tantos alumnos como sea posible. Cuando el poema se estanca, siempre se puede confiar en los más animados.
Los poemas en grupo son una forma estupenda de que los niños se entusiasmen escribiendo poesía, de ayudarles a superar su timidez inicial y, en general, de inspirarles para que la escriban. Las colaboraciones orales me parecen especialmente útiles para niños que tienen problemas con la escritura. Las colaboraciones son también efectivas para recuperar, si decae, el interés de la clase por la poesía.
Los poemas colaborativos constituyen una antigua tradición literaria. Entrelazar versos fue uno de los recursos principales de la poesía japonesa. Muchos poetas escribían juntos en la antigua China y en la Provenza medieval. Wordsworth y Coleridge intentaron escribir juntos “La balada del viejo marinero”, pero Wordsworth lo dejó. Los surrealistas son los autores más conocidos de esta práctica de escritura en la modernidad. De las muchas maneras en que puede llevarse a cabo, solo probé unas cuantas con los niños.
Adiós, señor Koch
No te olvides de ir a los Alpes alemanes y de saludar a mi padre
Come mucho strudel de manzana en Alemania
A lo mejor puedes cavar un túnel para encontrar otro túnel por donde se escapan los prisioneros de Berlín Este
Come todos los tipos de espaguetis italianos
Intenta hacer pizza
Come albóndigas matzah
Tira abajo la Torre Inclinada de Pisa
y será muy fácil: ya está inclinada
Ve a Nápoles a beber vino
y visita a Sibernus por mí
Puedes ir a rondar por Roma
y hacer que los leones del Coliseo se coman a alguien
O ir a una carrera de aurigas
Cómete el final del helado en Nápoles
Sé el tercer Colón
Toma clases de baile español
Ve a ver los toros en Madrid
pero no te desmayes
Cuando te elijan para ser el matador
huye a mil kilómetros de distancia
No comas enchiladas,
queman mucho
No te olvides de llevar bañador
y ten cuidado de no ahogarte,
queremos que vuelvas
Que no se te olvide tu idioma
Que no se te olvide abrocharte el abrigo hasta arriba
Mándanos un par de quesos suizos
No te rompas las piernas esquiando
Envíame un poco de nieve
dentro de un horno muy caliente
No montes en ninguna aerolínea israelí
No te encuentres con el Hombre Lobo
No trabajes para la Radium Dial Company
o pillarás leucemia
La señora B (como la llamaban) trabajó allí y tuvo leucemia
Déjate crecer el pelo y hazte Beatle, o cómprate una peluca
Tápate los oídos a las 12 si estás cerca del Big Ben
No mires a las chicas en minifalda (esto es una grabación)
Lleva un paraguas y un abrigo
Ve a ver a la reina Isabel y trae de vuelta algunas de sus joyas
Tráete a Charlie Chaplin
Pon limpiaparabrisas en tus gafas
Ve a visitar Camelot y róbale la corona al rey Arturo
y ve a visitar al estúpido del caballero rojo
y cásate con Ginebra
No te cruces con un policía inglés
Sube a la Torre de Londres pero no te caigas
Inglaterra se balancea como un péndulo
Cómprate un avión con las joyas y la corona
Hazte unas alas con plumas que hayas recogido y vuelve volando
Vuelve pronto para que no te secuestren
Vete nadando por el Canal de la Mancha y vuelve volando
Vete en barco y tómate pastillas para el mareo
(no te olvides de traer a Ginebra)
No te olvides de escribir
Kenneth Koch (Cincinnati, 1925 – Nueva York, 2002) fue poeta y profesor universitario, además de uno de los miembros más destacados de la Escuela de Nueva York. Títulos como Ko: or, A Season on Earth (1959), Sleeping with Women (1969), When the Sun Tries to Go On (1969), The Art of Love (1975), Days and Nights (1982) y One Train (1994) destacan entre más de una decena de poemarios publicados. Koch escribió también prosa, teatro, libretos de ópera, cómics y manuales de escritura creativa. A lo largo de su trayectoria recibió numerosos premios, como el Rebekah Johnson Bobbit National Prize y los otorgados por la Library of Congress, la American Academy of Arts and Letters y las fundaciones Fulbright y Guggenheim. En Kriller71 hemos publicado la antología Perros ladrando en la nieve (2016), primera traducción al castellano de su obra, y Nos lo inventamos todo (2020), un libro que reúne transcripciones de las improvisaciones poéticas realizadas con Allen Ginsberg y Ron Padgett.
Enlace a la web: UNA HORMIGA ES EL PRINCIPIO DE UN NUEVO UNIVERSO (LEER Y ESCRIBIR POESÍA CON NIÑOS Y NIÑAS) – Kriller71 Ediciones
exactamente un individuo,
por Rubén J. Triguero
nueva columna de Martín Cerda
adelanto del nuevo libro de
Javier Payeras
Antología de cosas pasajeras
por Javier Payeras
de Henry David Thoreau,
leído por Rubén J. Triguero