Hace unos años, tras ver una foto de Henri Manuel, Hipólito G. Navarro sintió la necesidad de escribir este relato. Se publicó hace tiempo en la revista Litoral, y ahora la recupera para penúltiMa. Como aquí de Poli nos gustan hasta los andares estamos felices de veranear un poco en su escritura.
Sales de Zanzíbar con ochenta porteadores. Muchos desertarán, dejándoos sin provisiones. Las enfermedades se ceban con la expedición. Sir Richard Burton tiene los pies llagados. John Speke va sordo de un oído por la infección que le acarrea un escarabajo que se le introduce en él. Y me cuentas que dos tenientes fallecen en las primeras jornadas, sin avistar el desierto. Tú, Sidi, cuidas de todos minuciosamente. No existe un guía mejor; te regalo mi fusil, venga, va.
Perdidos entre rocas, agonizáis de sed. Al demonio la gloria de hallar las fuentes del Nilo. Llegáis exhaustos al lago Tanganika. Ahí debe quedarse Burton, con los pies vencidos, mientras Speke continúa solo hasta descubrir el lago Victoria. Es lo que cuenta luego en Londres, en la Sociedad Geográfica, sin esperar el regreso de su colega.
Tú podrías relatar el duelo de espejismos que en el desierto sufren: Speke ve agua sobre la arena; Sir Richard descubre a los porteadores haciendo equilibrios sobre una pasarela de escuálidos palafitos que atraviesa en diagonal el secarral inundado. No hay color.
Te unes después a otras expediciones, pero ninguna como aquella. Ni siquiera esta de ahora con Stanley para buscarme a mí. Me engañas, supongo.

Hay muchos escritores por ahí sueltos, pero ninguno se parece a Poli, más conocido a efectos profesionales como Hipólito G. Navarro (Huelva, 1961). Sus primeros libros de cuentos se recogieron en Los últimos percances (2005), y acaba de publicar en Páginas de espuma La vuelta al día (2016). Además tiene publicada una novela tan complicada de encontrar como desopilante: Las medusas de Niza (2000). Ha convertido la risa en un asunto muy serio, o quizás es que lo más inteligente que puede hacerse con este mundo descacharrado es reírse de él.
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