Con una muestra de la poesía del joven autor mexicano Aldo Vicencio se inaugura una de las secciones más interesantes de penúltiMa: Postulados. Se trata de textos que son remitidos por los lectores de la revista de modo espontáneo, sin que hayan surgido de una invitación o propuesta de penúltiMa y que son puestos en circulación con la esperanza de que los lectores confirmen la intuición de los responsables de la revista.

 

Confesional

antesala de efigies de luz

zodiaco del relámpago de mármol

se asfixia el grito herido bajo la máscara de la piel

   instante sin fin,

                   como perro en la lluvia

nunca he pretendido esconderme

 

   sólo he deseado ser la pausa de todo,

           la quietud de los recorridos de todos los astros

               ser una hebra de monte en la marea de la noche

 

giros, retozos, muecas

       un asta con la tela de la desdicha

       un sable roído

       arenisca soplando sobre la luciérnaga del río

contrafuerte de un impulso vertical,

   péndulo que se desprende del listón umbilical

esfera de aire suelta, libre, surcando las llamas

si pudiera volar,

si pudiera desprenderme del bisonte que cabalga enloquecido

hacia la nada, hacia la ausencia de su pasto,

           sería el llanto del Sol que recorre cortésmente todo el mundo,

                 todas las ciudades, los barrios y las casas,

                  y me precipitaría indulgente, para azuzar las velas y los ojos

                 que brillan manchados de oscuridad en su afán de retenerme

 

habla la fragancia de una cometa de mariposas y palomas

una vuelta sobre la estrella de sangre

lunas nerviosas,

       esferas que cantan las armonías de explosiones y abismos

el inicio, el número uno, la procreación de la memoria de todos los sueños

vara en alto, un jirón de nube

                     bajo la tea de vidrio, aquella beldad que nace de todas las arterias

¿qué quiere el náufrago de las nubes sino sus despojos,

esparcidos sobre las estrías de la carne que transpira verdor y fango?

 

así como él, me dispongo a aullar cuesta abajo,

apartando la mirada de las razones y nimiedades

     de nobles intenciones y lúgubres catacumbas

 

luminiscencia de la hebra del invierno

hoja de hielo en la cima de la peña

tintineo,

       un ardor que sobrevuela el entramado de la perdición

lance de un potro noctámbulo

escozor, ceguera de la piel, arritmia del alma

una hondonada de sentidos opuestos

                                               nada

que importa si la ventisca

arrastra el vientre del cielo

sobre el jardín de sombras

 

me abriré como tajo vivo

sobre la laguna de la palabra “máscara”

                                     y degollaré este remedo de aliento,

                                     para retoñar como el semblante rojo del viento

 

cuerdas que deshojan la tempestad

carcaza seca, una grieta, sentencias del dolor:

                                 el ajusticiado en un árbol

lazo que revienta caridad, que congela la carne

hojas que anegan el foso de un palpitar desgarrado,

                                     sin abrigo, sin amparo, en el crepitar de la desesperación

el tiempo nació

de un cuerpo buboso

       para iluminar con su arroyo de volcán los templos y palacios

 

es preciso, entonces,

padecer la exterioridad de un presentimiento putrefacto

       para ser el regocijo de la amnesia

 

tuétano de aire molido

aeroplano galante

                   lo desconocido es un bramido del geranio

se embelesa esta sombra de aire puro

     quien sino yo, una rama que no deja de desprenderse de la hoguera de tierra

 

Aldo Vicencio

 Aldo Vicencio (Ciudad de México, 1991) Poeta, ensayista y pasante de la licenciatura en Historia por la UNAM. Ha colaborado en diversas revistas mexicanas, como Círculo de PoesíaOpción del ITAM, La Rabia del Axolotl, El Septentrión, y en publicaciones hispanoamericanas, como Digo.Palabra.txt de Venezuela, Enfermaria 6 de Portugal y La Galla Ciencia de España, entre otras. Ha sido incluido en la antología Nueva Poesía y Narrativa Hispanoamericana, del sello editorial español Lord Byron, y recientemente se ha publicado su primer libro, Piel Quemada: Vicisitudes de lo Sensible, con Abismos Casa Editorial. En agosto de 2016, junto a Alejandro Massa Varela, Axel Nájera y Abraham Pérez Aragón presentó el escrito Poesía de la Inmersión: Ensayo manifiesto, en el Centro Cultural Bella Época del Fondo de Cultura Económica, editado por Círculo de Poesía.

Postulados es la sección que recoge los textos enviados de modo espontáneo por los lectores de penúltiMa y que han sido aprobados por el equipo de la revista para ser publicados.
La fotografía que ilustra el poema es una de las míticas instantáneas que el fotógrafo Harry Callahan tomó a su esposa Elenaor y a su hija Bárbara, en este caso en el escenario del lago Michigan.